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CULIACÁN, Sin., 19 de junio de 2025.- Con apenas 28 años de edad, Óscar Omar Armijo Núñez ya acumula 13 años de servicio como paramédico de la Cruz Roja Mexicana, perteneciente a la delegación Culiacán y adscrito a la base de Eldorado.
Desde muy joven, su vida fue encaminándose hacia el servicio a los demás, una vocación que, asegura, se despertó desde la infancia.
“Desde niño era muy inquieto, estaba en el coro, en la banda de guerra, en deportes… siempre activo, siempre buscando ayudar”, recuerda Óscar.
Fue durante la preparatoria cuando vio la convocatoria para formarse como Técnico en Urgencias Médicas.
“Todo se acomodó y sentí que debía estar ahí; algo me llamaba”, declaró.
Su primera salida como paramédico no fue una llamada común, ya que iban en camino cuando se toparon con un accidente.
“La adrenalina se me disparó al máximo. Atendimos el servicio sin pensarlo. Desde ese momento supe que esto era lo mío”.
Para Óscar, lo más gratificante no es el reconocimiento público, sino la paz interior que siente tras cada jornada.
“Cuando llego a casa y repaso cómo ayudé, cómo hice el bien… eso no tiene precio”.
Una jornada típica inicia desde casa, con el uniforme impecable y la mente enfocada. Ya en la base, se revisa el material y se está listo para cualquier emergencia.
Con miles de servicios a cuestas, hay momentos que han dejado huella, especialmente los relacionados con menores de edad.
“Atender a niños es muy difícil, sobre todo porque yo también soy papá de dos. Es una experiencia que te marca”.
A pesar de que muchas veces el trabajo del paramédico no es reconocido como debería, Óscar afirma que continúa por vocación.
Cada 24 de junio se celebra el Día del Paramédico, una fecha que, aunque pasa desapercibida para muchos, es motivo de orgullo para quienes integran esta noble labor.
El orgullo de servir también se vive en familia, ya que su esposa, también es paramédico en Cruz Roja, comparte con él esta pasión, y sus dos pequeños hijos ya sueñan con seguir sus pasos.
Óscar y su esposa se conocieron en la institución, y hoy, además de una vida profesional compartida, también han construido un matrimonio.
Con jornadas de hasta 12 horas, la vida de Óscar Armijo es reflejo de una entrega total a una causa que va más allá del deber el de salvar vidas.