Teléfono rojo
Hoy en día, una de las profesiones que más riesgos conlleva es ser periodista, y los frentes a los que se arriesgan son cada vez mayores; desde la tribuna de la conferencia matutina del presidente Andrés Manuel López Obrador, pasando por los intentos de asesinato de grandes comunicadores, hasta los cientos que son asesinados en poblaciones alejadas de México.
Es que todo es parte de un mismo sistema que no puede proteger a sus informadores. Donde el estado dejó de lado la responsabilidad de velar por quienes usan su libertad de expresión como forma de aportar a la construcción de un país democrático.
El pasado 15 de diciembre de 2022, el periodista Ciro Gómez Leyva sufrió un atentado. Gracias al blindaje de su camioneta y a una mala planeación por parte de los sicarios, logró salir a salvo. De esto nos dimos cuenta en la reciente entrevista que hizo Saskia Niño de Rivera al “Bart”, criminal que participó en dicho atentado.
Pero entre los detalles que más debe llamarnos la atención no es el modus operandi, o aceptar que su error fue no darse cuenta que era blindado el automóvil, lo que debería ser el centro del debate para reconstruir todo un sistema de justicia, es cuando menciona su plan posterior.
“Mi idea era muerto, libre y con dinero. Lo mato, me voy adonde me tenga que ir, me escondo un rato, se enfrían las cosas, tengo dinero y tan tan, lo que siga., así”, en este México como he mencionado, a los criminales se les hace muy barato cometer sus actividades ilícitas, porque la posibilidad de que sean sancionados son muy pocas.
Tomando en cuenta que la impunidad ronda en el 98 por ciento, era muy probable que sí pudiera darse a la fuga, y como dice, dejar que las cosas se calmaran para regresar después con sus actividades. Esto hace que tengamos más de 190 mil asesinados en el sexenio y que la reacción de la autoridad, sea casi inerte.
Aseguró “el Bart” que él no esperaba ir a prisión por el atentado contra Ciro, de hecho, él lo imaginaba en su camioneta en una “sábana blanca”. Escena que sí la vemos en muchos otros casos y da escalofríos pensar que esa es la imagen que llevan como misión estos sicarios, sin pensar en las familias, amigos, hijos y hogares, que dejan incompletos.
Pero el debate presidencial va por otra dirección, ellos se están encargando de investigar a otro medio de comunicación a través de su unidad de Inteligencia Financiera, revelando con supuesta precisión movimientos y hasta percepciones de los comunicadores; ojalá tuvieran con la misma celeridad y puntualidad el panorama de cárteles, de células criminales, o de grupos que siembran el terror todos los días, pero al parecer estos no son los “enemigos del presidente” ellos sí merecen ser salvaguardados en sus derechos.
La política del gobierno actual claro que es responsable de los crímenes contra periodistas, primero, por dar el ejemplo al emprender una persecución desde el más alto nivel y segundo, por tener un sistema que es incapaz de garantizar condiciones de seguridad y de responder en todos los casos.
Tomando en cuenta que la organización Artículo 19 asegura que en lo que va de este sexenio van 46 periodistas asesinados y más de 3 mil agresiones contra la prensa, las sábanas blancas podrán seguir en la mente del asesino, pero como dicen los propios profesionales de la información “matando periodistas, no se mata la verdad”.