Indicador político
Bronquititito
El fenómeno social de Samuel García ha dejado consecuencias de carácter jurídico y
político ante la crisis de ingobernabilidad que generó en cuestión de días en Nuevo
León.
Más allá de lo que se ha comentado de manera masiva en medios de comunicación
tradicionales y alternativos vale realizar algunos apuntes sobre lo que siempre ha sido
un espejismo y un bodrio demagógico tanto a nivel local como nacional.
Samuel García desde su primer encargo político dejó en claro su talante populista y su
desconocimiento de la vida institucional de su estado y de México. La toma del
congreso de Nuevo León es un antecedente infame e ignominioso en la historia política
reciente. Su egocentrismo puso en riesgo la vida de sus gobernados y queda en la
memoria colectiva el delirio autoritario de este personaje.
En política se repite mucho el adagio que “la percepción es la realidad”, sin embargo,
después del atroz fracaso “samuelista” queda destruido este concepto en función de la
distorsionada realidad que quisieron construir para las pantallas de los celulares de los
neoleoneses y los mexicanos.
La realidad de México es la que muestra la inseguridad, la falta de empleo, la crisis de
salud y la polarización, no una pantomima o una forma de entretenimiento de 15 o 30
segundos que busca más hacer reír que proponer la solución de problemas cotidianos.
Ni Samuel García, ni Movimiento Ciudadano ni el joven Donaldo han tenido, tienen, ni
tendrán posibilidad de ganar la presidencia de la república. En tiempos recientes se
“alabó” la supuesta postura demócrata del joven Donaldo pero ojalá se hubiera
pronunciado este alcalde, con conocimiento de causa, sobre la toma del Congreso local
a manos de porros de su partido. El haber mencionado la posibilidad de declarar la
desaparición de poderes de su estado lo colocó en la misma rama que su amigo y
compadre: el joven Donaldo es un demagogo más.
Al sistema político y gubernamental de México claro que le hace falta un relevo
generacional y necesita entreverar generaciones de profesionistas y actores políticos
para renovar las formas de trabajar y de gobernar. Lo anterior se puede lograr con
proyectos a mediano y largo plazo, puesto que aquello que permanece toma meses y
años en construirse. Renovar no es improvisar ni mucho menos inventar sobre la
marcha. Todas las generaciones pueden convivir y sumar con sus formas de ver el
mundo, no es tema de un grupo único o generación dorada.
Asimismo, se ratifica con lo sucedido en Nuevo León que las redes sociales son
herramientas que permiten amplificar la difusión de ciertos mensajes pero no pueden
sustituir la realidad ni mucho menos tergiversarla —aunque sea la intención—. La
creación digital de actores políticos es tan efímera como endeble y genera
incertidumbre respecto de sucederá si más de alguno de estos “constructos” llega a
detentar un cargo de elección popular.
La vida misma es la carrera política. Una cámara, luces, filtros y guiones superfluos no
hacen al estadista o al legislador. La comunicación política es adjetiva y accesoria, es
un gran vehículo más no puede suplir al ser humano, al que origina las ideas y las
directrices. Los “me gusta” nunca serán votos.
Para cerrar esta semana, sólo queda puntualizar que si Samuel García es gobernador
constitucional de su estado es porque sus habitantes así lo decidieron. El voto popular
lo respalda para el ejercicio del Poder Ejecutivo y su obligación es concluir el sexenio
para el cual fue electo.
Los neoleoneses deberán de cuestionarse el año entrante si vale la pena seguir
respaldando políticamente a quien en los hechos pisoteó el Estado de derecho y si
debe cambiarse el rumbo de cara al 2024 y al 2027.
Para los demagogos y autoritarios: el ostracismo y el olvido; para Samuel y el joven
Donaldo: el sótano de la historia.
Bismarck Izquierdo Rodríguez
Secretario de Cultura del CEN del PRI
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