
Itinerario político
· México no está en la agenda de Marco Rubio
· El secretario de Estado es esperado con ansia
· Compró un yate y hoy estorba al funcionario
Demos por cancelada la visita de Marco Rubio.
Al menos por ahora.
En algún momento puede activarse, pero hoy no está agendada como sí la revisión general de las relaciones de Estados Unidos con México a la luz de muchos hechos.
El presidente Donald Trump ya expresó su insatisfacción con la respuesta mexicana al combate al narcotráfico y en especial al envío de fentanilo a su país.
Por eso el nuevo amago de nuevos aranceles para productos mexicanos no contemplados en el tratado de América del Norte, las dos naciones y Canadá.
Las negociaciones comerciales avanzan por un corredor al cual Claudia Sheinbaum quiere agregar otros temas caros a la nación: migración, seguridad, tráfico de armas y demás.
Ha sido su apuesta permanente y, cree ella, se avanza de manera adecuada en las mesas de diálogo instaladas por ambos gobiernos.
En seguridad, dijo ayer en su conferencia, “está prácticamente terminado. Quedan algunos temas que todavía no hay acuerdo, que lo ven directamente las secretarías”.
LA VOZ AMIGABLE
De gran utilidad sería la visita del secretario de Estado.
Si ya vino su segundo de a bordo, Christopher Landau, se suponían avanzadas las pláticas para fortalecerlas con acuerdos con quien lleva las labores diplomáticas estadunidenses.
El 11 de junio, durante su presencia en México, Landau anunció la inminente visita de Marco Rubio, a quien se le esperaba antes y hay el deseo de recibirlo en busca de pactos.
Después vendría el sello definitivo de todo ello entre Claudia Sheinbaum y Donald Trump durante su eventual encuentro con el magnate durante la Cumbre de Canadá.
Pero él regresó intempestivamente a Washington por el conflicto en el Medio Oriente y luego medio subsanaron el desencuentro con un diálogo telefónico y la promesa de entrevistarse después.
Sin duda se dará.
Pero por ahora, cuando los amagos arancelarios afectan tantas exportaciones -acero, aluminio, ganado, ahora el jitomate y para qué citar más-, no pueden atemperarse a través del secretario de Estado.
Mientras tanto, aquí está el embajador Ronald Johnson con su voz amigable para México.
UN YATE PROBLEMA
1.- Hay un alto funcionario cuyos ingresos en su carrera política debieron ser ingentes.
Para utilizarlos y divertirse más junto con su familia, amigos y algunos colaboradores, compró un yate y lo tiene en Acapulco.
Pero una de dos: o fue advertido del constante recordatorio de austeridad de la presidencia Claudia Sheinbaum -y él es cercanísimo a Andrés Manuel López Obrador-, o de repente le dio pena aparecer tan ostentoso.
-No tengo tiempo para usarlo -ha dicho.
Con ese argumento propuso regresarlo a su antiguo dueño, pero éste no acepta reintegrarle el dinero y ante la falta de acuerdo no encuentran solución definitiva.
Decenas de miles de dólares no se perdonan tan fácilmente y menos cuando, lo dicen todos los tenedores de esas naves, solamente generan dos gustos:
-Cuando se compran y cuando se venden.
No huele bien el asunto.
Y 2.- tras el éxito de la convocatoria del sábado, el embajador Ronald Johnson pretende institucionalizarla anualmente.
Esta vez fue convocada por el presidente de la Sociedad Americana de México, Larry Rubin, para darle la bienvenida al diplomático.
Una recepción acostumbrada para cada embajador, pero Johnson es la cara amable del gobierno de Donald Trump.