Indicador político
· Fue Ebrard quien hizo la negociación con Musk
· Por ello rindió reconocimiento a colaboradores
· Confrontación Alito, PRI e INE por los estatutos
Fue Marcelo.
Sí, el canciller Marcelo Ebrard y no el presidente de la república quien dialogo con el magnate Elon Musk la sede de la inversión de Tesla en Santa Catarina, Nuevo León.
Ebrard se multiplica para atender asuntos internacionales de interés nacional y sobre todo cuando se trata de conciliar para la inversión extranjera.
Antes de viajar, o en el curso del viaje a California, dialogó con el empresario sobre las condiciones para trasladar la planta de automóviles eléctricos a México.
Y como habla inglés -y francés como sus antepasados-, se entendió a la perfección con Musk y salvó una inversión de 10 mil millones de dólares y miles de empleos.
El siguiente paso fue asentar el acuerdo en Palacio Nacional.
Marcelo Ebrard y varios más.
Parte de su equipo estuvo en contacto no nada más con el propietario de la empresa de avanzada automotriz, sino representantes de otras firmas para darles seguridad en su capital en juego.
EL CANCILLER Y SU EQUIPO
El supremo jefe, lo sabemos, no reconoce méritos.
Marcelo Ebrard sí.
Sin reivindicar sus enlaces, sus negociaciones y sus acuerdos, ayer extendió sus alabanzas a colaboradores suyos en la SRE.
Un tuit suyo:
“Ahora que se ha dado a conocer la buena noticia de la inversión de Tesla en México por el Presidente López Obrador…
“Es de justicia reconocer la enorme labor de Martha Delgado, Iker Jiménez y Margarita Alcántara para lograrlo, fructificó una paciente labor de 14 meses, felicidades!”.
Y como todo mundo quiere cosechar para sí los méritos, el gobernador Samuel García salió a agradecer “al señor presidente” un arreglo de antemano condicionado por Elon Musk:
O es en Nuevo León o no es en México.
En estas decisiones priman los beneficios del mercado e inclusive condiciones poco difundidos hacia los gobernantes y la sociedad.
Vaya un dato:
Hace años la empresa BMW oteó la posibilidad de instalar una de sus fábricas en Hidalgo, fuera en Pachuca, en Tulancingo o un lugar cercano.
Decidió no hacerlo.
¿Por qué?
Sorpréndase: porque ninguna institución educativa media y superior garantizaba calidad para los hijos de los ejecutivos de la compañía y para formar técnicos y profesionales de altísimo nivel.
Garantía disponible en Nuevo León y otros lugares del norte del país, pero no en el sur donde por disponibilidad de agua el presidente quería llevarla al sureste.
Donde no hay mano de obra calificada ni comunicaciones ni universidades de alto nivel ni seguridad ni cercanía con el principal mercado del mundo, Estados Unidos.
ALITO Y SU PERMANENCIA
-¿Te vas a quedar hasta el 2024? -pregunté a Alejandro Moreno en el Salón Presidentes de la cúpula del PRI.
-Por supuesto. No lo dudes -contestó Alito.
Lo recuerdo por la decisión del INE de Lorenzo Córdova porque, argumenta el partido, las modificaciones a los Estatutos “no consisten en la extensión del mandato de la dirigencia”.
El boletín tricolor rebate también: seis de los once consejeros se manifestaron “sobre la imposibilidad de pronunciarse sobre la procedencia constitucional y legal de las modificaciones realizado a los Estatutos del PRI”.
Es, será, materia de pleito legal.