Los límites de la complacencia
Cuando existe una plaga, por lo regular no sólo sirve fumigar tu casa, se necesitan limpiar las casas vecinas. Más cuando no existen barreras que nos aíslen totalmente, y cuando en ambos lados hay motivos que alimentan la invasión.
Lo más benéfico en estas situaciones es ponerse de acuerdo con los vecinos, y seguir una línea de acción que limpie totalmente esta afectación. Más porque causa enfermedades, fiebres fuertes, y es más, han muerto habitantes. Nadie se quiere meter a tu casa, ni tú a la de los demás, pero es necesario que se limpie todo, o dejarla que siga creciendo significa que tarde temprano regresará a la tuya.
Ahora, debemos ponerla en una escala mucho mayor. Hablemos de países. Si vemos el problema del crimen organizado como privativo de México, no tendríamos el diagnóstico correcto, y por ello, no podríamos entrar al fondo del problema.
México se está acostumbrando a pelear guerras internas con armas de Estados Unidos, a ser el territorio de paso y producción de un producto que se consume en el país del norte. Allá tienen serios problemas de consumo, lo que representa duras secuelas a su economía, así como en la salud pública.
Estados Unidos atraviesa por una epidemia de adicciones que se ha convertido en la más mortífera de su historia, esto de acuerdo a datos publicados por el Centro Nacional de Estadísticas de Salud (NCHS) de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades de Estados Unidos (CDC).
Un informe de la Junta Especializada en Estupefacientes (JIFE) registra un aumento del 28.5 por ciento de sobredosis fatales en Estados Unidos, mientras que en Canadá se acelera el consumo de drogas cada vez más tóxicas.
Mientras en México, el promedio de homicidios ocurridos en el país es de 95 por día, el 70 por ciento de los asesinatos se comete con arma de fuego; la mayoría, según las estadísticas, a manos de miembros del crimen organizado.
Si ha proliferado en este país el crecimiento del crimen organizado, es porque existe una corrupción que ha echado raíces profundas y que tiene muchos años germinando. No sólo hablamos de las grandes esferas nacionales, como se ha demostrado con el Fiscal Alejandro Gertz Manero, que intentó dar línea a los ministros de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, para que mantuvieran presa a Alejandra Cuevas, sólo por una fobia personal que tenía el fiscal.
Pero en un espacio menor de magnitud, aunque igual de importante porque explica todo, el encargado de seguridad del municipio aledaño a Galeana, donde se encuentra la comunidad LeBarón, presuntamente es miembro de un grupo criminal. La comunidad tuvo que sacarlo de Galeana, porque se aseguraba, era el encargado de la extorsión y hasta venta de drogas.
Hoy lo que se requiere sin duda, es que ambos países se sienten a dialogar sobre el tema. Ken Salazar debe tener ya muy bien analizado el panorama, y cada vez son más los actores de Estados Unidos, que se alertan de esta situación, como el mismo presidente Joe Biden.
Hoy si bien no es culpable el presidente de la violencia desbordada en el país, sí es el responsable de aminorarla, y encontrar las estrategias efectivas que la enfrenten de forma integral.
Es necesaria una mesa de Seguridad Binacional, donde ambas parte se hablen sin filias, sin miedos ni desconfianzas. Porque protegiendo tu casa protejo la mía. Que se digan las cosas de forma franca y a las cosas se les llame por su nombre.
Sí existe terrorismo en el país. La masacre de mi familia fue una muestra, los cuerpos mutilados a la vista de todos también lo es, los vehículos incendiados tapando las carreteras son otra muestra; y todos los muertos por demostrar el poderío del crimen, también.
Es hora de que hablemos de soberanía binacional. Es tiempo de que limpien las casas y que las plagas dejen de costar vidas.