Indicador político
Estados Unidos está viviendo una de sus crisis
internacionales más delicadas de los últimos años.
Por una parte, su apoyo a Ucrania ante la invasión rusa le ha
disminuido influencia en la OTAN y ante sus aliados
estratégicos como son Corea del Sur o Japón.
Y el gravísimo conflicto entre los terroristas palestinos de
Hamas e Israel, ha colocado a Estados Unidos como la punta
de lanza del grupo pro-Israel, condición que se evidenció
con las visitas del propio presidente Joe Biden al estado
judío y las anteriores de su jefe de la diplomacia Antony
Blinken.
Ese posicionamiento de Estados Unidos ha sido el factor
para que sus principales aliados lo respalden. Apenas ayer el
presidente de Francia, Macron, estuvo en Israel.
Y en medio de ese conflicto que tienen los vecinos del
norte, de pronto el presidente mexicano, Andrés Manuel
López Obrador, les espeta en su cara la celebración de una
cumbre de dictadores y de la que fueron estrellas en ese
cónclave, presuntamente para tratar de encontrarle salida
al tema de la migración, el cubano Miguel Díaz-Canel y el
venezolano Nicolás Maduro.
Estados unidos tiene, a través de la DEA y el FBI, abiertas
varias carpetas de investigación de funcionarios del más
alto nivel en la 4T, en la que revelan nexos de esos
funcionarios con las principales organizaciones criminales
que trafican el fentanilo hacia el país del norte.
Sumido en medio de una problemática internacional
sumamente delicada, el presidente Joe Biden, seguramente
tendrá observaciones muy delicadas que hacerle sobre las
carpetas integradas por sus servicios de inteligencia sobre el
origen y destino del Fentanilo, que tiene a México como una
´pieza clave de su tráfico, al presidente mexicano cuando
éste le entregue los acuerdos a los que se llegó en la
Cumbre de Palenque.
Sin duda que cuando se celebre el ya muy próximo
encuentro entre Biden y López Obrador, las agendas de
ambos presidentes traerán temas que serán muy poco
coincidentes.
Estados Unidos tiene socios, no tiene amigos.