Indicador político
Por décadas, miles de mujeres y hombres retaban a las caudalosas aguas del Río Sinaloa que bloqueaban el acceso de los poblados de la zona alteña de Sinaloa hacia los poblados mejores urbanizados de la zona baja de Badiraguato.
Tres presidentes de la república prometieron un puente en Tecuixiapa y nunca cumplieron, sino hasta que llegó López Obrador y programó la terminación de la carretera Badiraguato-Parral.
El ex diputado Carlos Báez Montes que formó parte de la 57 Legislatura del Congreso de Sinaloa, genuino badiraguatense nos narra la historia:
“La palabra vale, y más la del Presidente de la República…”, decían los pobladores, que esperaron por años el cumplimiento de una promesa Presidencial.
Ocupaban un puente en ese punto, en Tecuxiapa — una pequeña pequeña población ubicada a la mitad del camino rumbo al corazón de la sierra– para no quedar marginados e incomunicados; o lo peor, morir arrastrados por la corriente o ahogados ante alguna emergencia por cruzar el río durante 8 meses del año que crecía la corriente
Los habitantes de la sierra, esos que hablan despacio y que viven con la esperanza de un día mejor, guardaban silencio.
“No hay apoyos, ni recursos, el puente es una obra imposible, a nadie le importamos, estamos muy lejos, así estamos bien. No le buigas”
“Los pueblos están quedando solos, nadie quiere moverle. Ya fuimos a la presidencia municipal, y nadie nos oye”, decían en todo lo alto de Badiraguato
Fue ese reclamo mudo, silencioso, lo que detonó que un grupo de badiraguatenses se organizara para gestionar ante los más altos niveles del Gobierno del Estado y la Federación, la urgente necesidad de construir el Puente de Tecuxiapa, “cueste lo que cueste”, decían.
Casi en secreto, sin hacer mucho ruido, se reunieron en Culiacán algunos badiraguatenses radicados en Culiacán, encabezados por Rubén Báez Márquez junto con otro grupo de líderes avecindados en distintas comunicades de los altos de Badiraguato, dirigidos por José Angulo Navarrete, Petra Covarrubias, Aniceto Cárdenas, Santos Angulo, Joaquín Montes Arellanes y otros líderes más para “platicar” sobre la necesidad de gestionar la construcción del puente
Fue ese reclamo mudo, silencioso, lo que detonó que un grupo de badiraguatenses se organizara para gestionar ante los más altos niveles del Gobierno del Estado y la Federación, la urgente necesidad de construir el Puente de Tecuxiapa, “cueste lo que cueste”, decían.
Casi en secreto, sin hacer mucho ruido, se reunieron en Culiacán algunos badiraguatenses radicados en Culiacán, encabezados por Rubén Báez Márquez junto con otro grupo de líderes avecindados en distintas comunicades de los altos de Badiraguato, dirigidos por José Angulo Navarrete, Petra Covarrubias, Aniceto Cárdenas, Santos Angulo, Joaquín Montes Arellanes y otros líderes más para “platicar” sobre la necesidad de gestionar la construcción del puente, y también comunicar a decenas de comunidades que en temporadas de lluvia permanecían aislados por más de 8 meses del año, sin alimento, servicios de salud y comunicación.Una obra de alto sentido social.
Se habló luego con el alcalde, se giraron una docena de oficios con sólidos argumentos y considerandos. Nadie sabía qué hacer, con quien acudir, qué puertas tocar, y las promesas de “yo lo atiendo, ya estamos trabajando en eso, no se preocupen el gobernador ya está pidiendo esa obra, muy pronto se va construir”, no resolvía en nada el calvario que vivirían un año más, miles de familias de los altos de Badiraguato.
No había modo de cómo empezar.
Ante la presión, como primera autoridad, y sabiendo que si no actuaba perdería credibilidad y liderazgo el alcalde de Badiraguato Humberto Valenzuela Álvarez, en 1990, aprovechó una valiosa oportunidad, en una reunión de alcaldes sinaloenses con el Presidente Carlos Salinas, en una de sus visitas a la entidad.
Al hace uso de la voz ante el Jefe de la Nación, le dijo: “Señor Presidente, el pueblo de Badiraguato requiere con urgencia su apoyo –y luego de explicar todos los argumentos llenos de valor y con voz casi temblorosa–, le dijo: “Ocupamos que ordene la construcción del Puente de Tecuxiapa, porque si no este año van a morir ahogados muchos hombres y mujeres desesperadas por no tener alimento, medicinas, atención y servicios”.
El Presidente Salinas, inmediatamente reaccionó, y dijo ante todos los alcaldes y medios de comunicación. “En mi Gobierno, claro que sí, se va construir, con recursos de Solidaridad, el tan reclamado Puente de Tecuxiapa, cuenten con eso estimado Presidente Municipal y queridos amigos de Badiraguato…”
Los hombres, mujeres, jóvenes y niños rápido se entusiasmaron y algunos hasta lloraron de felicidad ante la noticia.
Por fin tendrían el “Puente de Tecuxiapa”, llegarían alimentos, medicinas, brigadas de salud, asistencia y apoyo para decenas de comunidades y miles de habitantes que viven arriba en lo más alto, incomunicados por más de la mitad del año por la creciente del Rio Sinaloa.
No habría mas muertes, ni ahogados, que retaban a las fuertes corrientes del río para cruzarlo, buscando ayuda y apoyo o para no morir de hambre o alguna enfermedad.
A los pocos meses, el compromiso presidencial se enfrió, se esfumó, nadie sabia ni cómo, ni cuándo iban a empezar los trabajos de construcción del puente.
Pasó todo el gobierno de Humberto Valenzuela; y luego otros 3 años más de la administración de Guillermo Monzón Mendivil (1993-1996). En nadie había recaído la orden del presidente de la República. La promesa, se esfumó.
Carlos Salinas, no cumplió su palabra.
SE REÚNEN EN CULIACÁN
Ante la decepcionante realidad, y frustradas esperanzas de que en breve se iniciarían los trabajos de construcción del puente de Tecuxiapa, Rubén Báez Márquez junto con otro grupo de líderes avecindados en distintas comunicades de los altos de Badiraguato, dirigidos por José Angulo Navarrete, Petra Covarrubias, Aniceto Cárdenas, Santos Angulo y Joaquín Montes Arellanes, deciden crear la Asociación Civil “Comité Pro Construcción del Puente de Tecuxiapa”
y se reúnen repetidas veces en Culiacán, para gestionar ante el entonces Presidente Ernesto Zedillo Ponce de León, el cumplimiento de la palabra Presidencial, con pruebas de audio, periodísticos y de gestión documental de la “palabra empeñada por Salinas” acudiendo directamente a Los Pinos en la Ciudad de México.
A partir de ese momento, el trámite de documentos, argumentos, estudios de viabilidad, poblacional, y de interés político municipal, estatal y federal, se desencadenaron, iniciando así un incansable proceso ante una y otra dependencia, que motivó al “Comité Pro Construcción del Puente de Tecuxiapa” a trabajar día y noche para demostrar la necesidad de esa obra urgente.
Don Rubén Báez, José Angulo Navarrete, Petra Covarrubias, Aniceto Cárdenas, Joaquín Montes y Santos Angulo, unieron fuerzas y amistades hasta lograr que el Gobierno Federal editara un dictamen de viabilidad de la obra, luego de una serie de estudios técnicos, de planeación topográfica y científica de suelo.
La obra era viable y se presupuestó para ponerse a consideración del presupuesto federal del siguiente año. El Costo fue de $1,798,000.00 de los cuales la comunidad tendría que aportar un porcentaje que era de aproximadamente $380,000.00 pesos moneda nacional.
El Comité Pro Construcción del Puente de Tecuxiapa, al conocer el dictamen técnico y el compromiso de la obra, se avocó a reunir ese dinero.
Se apertura una cuenta bancaria a favor del H. Ayuntamiento de Badiraguato, donde se depositarían los recursos gestionados para la obra.
LA GIRA
Luego de reunirse en Culiacán, el Comité Pro Construcción agenda un recorrido por todas las comunidades ubicadas arriba de la ribera del río Sinaloa.
Mi padre, Rubén Báez me invita a integrarme a la gira como abogado y se contrató a un Notario Público, para que todo el comité, con el apoyo de los líderes de las comunidades, dieran fe de la difusión del dictamen de viabilidad y de la condición técnica de reunir la aportación de la comunidad.
Fue así que visitamos en menos de 3 meses todas las comunidades de los altos de Badiraguato, partiendo desde Tecuxiapa, San José del Llano, hasta san Javier, Picachos, Rancho Viejo, Saucito, Potrerillos, y todas las comunidades arriba del Río Sinaloa. Hicimos reuniones en cada pueblo, llevando el mensaje.
Todos los habitantes de alguna u otra forma participaron, ofreciendo aportaciones al municipio y comprometiendo parte de sus bienes y ganado hasta alcanzar la meta de la aportación de la comunidad. Era un dineral, decían unos, otros solo decían “vale más apoyar que estar medio año aquí sin hacer nada”.
Y así, reunida la aportación de la comunidad en los fondos del municipio, en pocos meses el gobierno federal inició la construcción del puente de Tecuxiapa. Hoy una realidad.
LA OBRA UNA REALIDAD
Me siento orgulloso de haber formado parte de esta historia del municipio de Badiraguato. Estuvimos presentes en la gestión, inicio de obra, conclusión, inauguración y disfrute de esta obra extraordinaria impulsada por visionarios badiraguatenses y por mi padre Rubén Báez Márquez ¡Todos somos Badiraguato!
Los habitantes y familias de Badiraguato confiamos en su palabra para mejorar las condiciones de vida de miles de ciudadanos que viven aún en la marginación y el olvido en Badiraguato y otros comunidades de los altos de Sinaloa.
El Gobernador Rubén Rocha Moya es un hombre sensible, que conoce nuestra problemática de marginación, falta de oportunidades y olvido en el que nos encontramos.
Requerimos caminos, salud, bienestar y educación por parte de su gobierno. No nos olvide!
! Bienvenido señor Presidente!