Lo que vale para uno vale para otro
Presidencia de nueve años en el INE
Si los astros se alinean a su favor, Bertha Alcalde Luján, hermana de Luisa María, secretaria del Trabajo, y ambas hijas de la veterana luchadora de izquierda Bertha Luján, será presidenta del Instituto Nacional Electoral (INE) por nueve años. Es el tiempo que establece la ley.
El periodo es largo, de los más largos, sin reelección, que pueda tener un organismo autónomo. La presidencia del INAI dura tres años y derecho de reelección por una vez; CNDH tiene presidencia de cinco años y una vez reelección; la UNAM tiene rector de cuatro años y también con derecho a reelección; Banxico tiene gobernadora por seis años y puede sumar otros seis, siempre y cuando no haya rebasado los 65 años edad.
Por lo que se refiere a los poderes Ejecutivo, Legislativo y Judicial, el presidente de la República tiene periodo de seis años, sin derecho a reelegirse. En la Cámara de Diputados la presidencia es rotatoria. En el Senado la presidencia es acaparada por el grupo parlamentario mayoritario.
En el INE Lorenzo Córdova cumplirá en abril sus nueve años, más tres años que ya tenía como consejero electoral del IFE. José Woldenberg fue dos años consejero ciudadano y después siete años presidente del IFE; en el 2000 le tocó vivir la alternancia, el arribo al poder de un partido distinto al tricolor.
Dentro de los planes iniciales para modificar leyes electorales se consideró la posibilidad de reducir el periodo de nueve años para la presidencia del INE e incluso de rotar la presidencia. Una de las voces que se escuchó en ese sentido fue la del diputado Sergio Gutiérrez Luna, de Morena. Cuando finalmente se armó la iniciativa o proyecto del Ejecutivo en la materia, ya no se incluyó dicho punto en la propuesta ni tampoco insistió el legislador.
Se quedó en nueve años, así que si llega Bertha Alcalde Lujan, es el periodo que deberá de cumplir. Es la favorita para alcanzar el puesto, la primera mujer en la historia del instituto, nada más que todavía no lo puede dar por hecho, porque falta la integración de quinteta, de la que seguramente formará parte, y el voto de los diputados para elegirla.
Se requiere, sea presidenta o presidente, el voto de las dos terceras partes de los diputados asistentes al salón plenario, en el momento en que se lleve a cabo la elección.
No va ser sencillo lograr el consenso, cada uno de los grupos parlamentarios tendrá su favorito o favorita. Todo indica que se llegará al punto de la insaculación o sorteo, para elegirlo o elegirla, al azar, como lo señala la ley cuando los diputados no se ponen de acuerdo.
A Morena le gusta llamarle tómbola y prácticamente da por hecho que por este método de la suerte se va a resolver quien deberá de relevar al consejero Lorenzo Córdova.
En ese escenario, para nadie estaría amarrada la presidencia del instituto. Cada integrante de la quinteta tendría un 20 por ciento de posibilidades de ganarla.
Tiene razón el diputado Leonel Godoy, vicecoordinador de la bancada morenista. Bajo esas condiciones, Bertha Alcalde no puede cantar victoria. Depende de su suerte, como los demás competidores y competidoras. Se supone que cualquiera de los integrantes de la quinteta cumpliría con el perfil que se requiere para presidente o presidenta del Instituto Nacional Electoral.
Sea quien sea el afortunado o afortunada, estaría nueve años al frente del INE.