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CULIACÁN, Sin., 6 de marzo de 2025.- Mélida Escobosa Ponce nació ciega en una sociedad que aún lucha por ser verdaderamente inclusiva.
Licenciada en Comunicación Social, ha aprendido a adaptarse a un mundo que muchas veces no está diseñado para personas con discapacidad visual.
“Hace falta más accesibilidad, más apertura. La infraestructura y la cultura deben avanzar juntas”, reflexiona.
Recuerda su época de estudiante y cómo ha cambiado el panorama con el tiempo.
“Se ha dado un salto importante desde que estudiaba hasta ahora. Por ejemplo, en el primer cuadro de la ciudad colocaron guía táctil, pero nunca se informó para qué era y terminó invadida por puestos. Fue una oportunidad perdida”, lamenta.
El transporte público es otro reto.
Mélida ha aprendido a moverse por la ciudad con el apoyo de sus compañeros, quienes la acompañaron en sus primeros trayectos en camión.
Sin embargo, no todos los conductores son conscientes de las necesidades de las personas con discapacidad.
“A veces no se detienen cuando nos ven esperando o quieren que bajemos de prisa. Falta mucha sensibilización”, señala.
Recientemente, sufrió un accidente, pero aclara que no fue por su discapacidad, sino por las condiciones del transporte.
“Faltan adaptaciones en los camiones, y los conductores necesitan capacitación. Somos usuarios como cualquier otra persona y tenemos los mismos derechos”, enfatiza.
“Estamos aquí para vivir, para trabajar, para ser parte de la sociedad. No queremos que nos vean con lástima, sino con respeto”,
Mélida no solo enfrenta obstáculos, también trabaja para eliminarlos.
A través de eventos y actividades, busca visibilizar la discapacidad visual y demostrar que quienes la tienen pueden hacer lo que se propongan.