
Miscelánea, salud y política
Pípila el héroe y las piedras históricas
La historia no es ingrata con sus grandes héroes y lo mismo arropa a don Miguel Hidalgo que a Juan José de los Reyes Martínez Amaro ¿Quién es ese señor preguntarán ustedes? y la historia responderá: nada menos que el famoso Pípila, gracias a quien Miguel Hidalgo e Ignacio Allende pudieron avanzar en su lucha por la Independencia en Guanajuato. Compromiso porque era un insurgente que estaba en el ejército de Hidalgo, pero arrojo además como el acucioso minero que era, fue lo que mostró el gran Pípila (ver estatua suya en Guanajuato en su honor) al transitar con una pesada piedra en la espalda para quemar la puerta del granero -y fortaleza hispana-, Alhóndiga de Granaditas. Utilizando varas de ocote para defenderse de la lluvia de balas que tiraban los enemigos, Juan José llegó a la puerta y con brea y una antorcha encendida y la quemó. Los enemigos fueron vencidos y eso sucedió el 28 de septiembre de 1810, a 13 días del Grito de Independencia.
LA PIEDRA TAMBIÉN SE TREPA A LA HISTORIA, COMO APOYO DEL SER HUMANO
En este famoso caso del Pípila vale decir que un día como el que se lanza este escrito, 26 de julio pero de 1863, falleció en Guanajuato en una vida larga y comprometida pese a que padecía de silicosis, como el minero que era. La estatua que le han dedicado es de cantera, género que él debía de conocer muy bien como el barretero que se desempeñó en la mina de Mellado. La piedra era su especialidad. José Alfredo hubiera cantado en ese entonces:
Una piedra en el camino
me enseñó que mi destino
era rodar y rodar…
LA PIEDRA ANCESTRAL HA CREADO E ILUSTRADO NUESTRA HISTORIA
Como parte de lo que es la tierra, es natural que las piedras formen parte de la vida cotidiana. Y son tema que ronda la poesía en centenares de casos. No se diga la música y desde luego la especialización de quienes dominan el tema. En nuestra historia con tantas expresiones de piedra que configuran nuestro pasado antropológico, tenemos uno de los casos históricos más extraordinarios: La Piedra del sol, el Calendario Azteca. Monolito de basalto de olivino como se describe su configuración, una estructura de 3.6 metros de diámetro que pesa nada menos que 25 toneladas. Y lo podemos constatar en el Museo de Antropología. Es lógico que Piedra de Sol el gran poema que Octavio Paz dio a conocer en 1957 ( Cuaderno del Fondo de Cultura Económica) hiciera referencia a esa obra tallada por los mexicas, que tiene en el centro a nuestra deidad solar Tonatiuh. Fue ese extraordinario poema el que llevó en buena parte al Nóbel 1990, al poeta mexicano. Son tantas las piedras que nos acompañan en la historia que vale por lo pronto mencionar éstas.