
Itinerario político
Josefa Ortiz de Domínguez y la nueva era
Josefa Ortiz de Domínguez fue detenida por los realistas el 4 de julio de 1815, acusada de sedición, con un futuro inmediato oscuro. No sabía cual iba a ser su destino y de los 14 hijos que tenía con el Corregidor de Querétaro, Miguel Domínguez. Tenía 47 años y desde años atrás, había ofrendado su vida a la Independencia de México. En décadas lejanas del siglo pasado, muchos niños mexicanos exhibíamos orgullosos las monedas josefitas que traían la imagen de un mujer michoacana. Extendida en otras imágenes, veíamos a una mujer peinada hacia atrás con el cabello recogido, nariz recta y mirada hacia adelante. Fue desde el primer año de la primaria que supimos que esa mujer se llamaba Josefa Ortiz de Domínguez y que había sido una de las gestoras de nuestra Independencia, que condujo al cura Miguel Hidalgo a proclamar ese hecho el 15 de septiembre de 1810, desde un templo católico. La mujer había dado el alerta de una traición y tanto Hidalgo como Juan Aldama e Ignacio Allende que lo acompañaban, pudieron lograr el hecho en Dolores Hidalgo. Los tres dieron su vida por la libertad de México.
DESPUÉS DEL GRITO, DOÑA JOSEFA VIVIÓ UNA VIDA DE PERSECUCIÓN
Doña Josefa tenía 42 años cuando se dio el Grito de Dolores. Era una mujer reconocida en su medio, como esposa del Corregidor y ella una mujer bella, culta, distinguida, que sin embargo, en la clandestinidad, se reunía con los que deseaban un México libre de la presencia española. Desde niña había vivido en entornos que aún siendo religiosos, conventos entre ellos, tenían cierta presencia progresista para esa época, desvinculados de la iglesia a la que pertenecían. Josefa estudió y se preparó y a los 17 años conoció a Miguel Domínguez con el que se fue a vivir pese a que era casado y tenía hijos. Cuando Miguel quedó viudo se casó con Josefa y llevó a sus hijos a vivir con ellos. Con los que ella tuvo eran una familia con 14 hijos. Los cambios de su vida tras el Grito de Dolores fueron difíciles, con presiones y persecución permanente y fue hasta el 4 de julio de 1815 que fue detenida e instalada en un convento mientras se decidía su futuro. Fue la suya una historia larga de prisión mientras su esposo estaba en la cárcel detenido por lo mismo y fue hasta 1821 con la declaración de Independencia en la que participaron Vicente Guerrero y Agustín de Iturbide, que se abrió una nueva vida para ellos. Rechazó tajante, ofendida, la propuesta de Iturbide de ser dama acompañante de su esposa y siguió en la lucha por un México nuevo. A partir de entonces Josefa dedicó su tiempo por entero a esa lucha por una verdadera independencia. La historia lo consigna y centenares de libros lo repiten. Murió como nuestra gran libertadora a los 61 años, en marzo de1829, en la Ciudad de México.
LA REPETICIÓN DE LA HISTORIA EN LA ACTUALIDAD DEL MUNDO
Cuando leemos los episodios que vivió nuestro país en poder de invasores, sus persecuciones, sus muertes, las cárceles, creemos que es algo del pasado. Pero lo vemos en este momento y con un ejemplo lo que pasa en Gaza y lo que hace Donald Trump en Estados Unidos, persecución, cárceles infames y eliminación de derechos en un mundo que parece que no cambió. De nada sirven nuestros organismos internacionales ni los avances científicos y tecnológicos. En este momento 8 mil 200 millones de personas no podemos hacer nada para impedir la matanza de Netanyahu en Palestina. Ni impedir todo lo que está haciendo Trump en su país. La necesidad de grandes conspiradores, de personajes que ofrenden su vida para impedir lo que pasa, quizá no tendría efecto. Se necesita una fuerza más amplia, la de muchos países en conjunto. En una visualización imaginaria personajes como doña Josefa podrían dar la respuesta a la terrible situación, porque es tan compleja como la que ella vivió. Esperemos que surjan algunos o muchos, así.