Indicador político
La prueba de las promesas. Harris, Alito, el PAN
La prueba de las promesas se pide cuando no se confía en esas promesas. Como título de una comedia de Juan Ruiz de Alarcón, llena la intención del español radicado en México mucho tiempo, de sus muchos títulos que tienen un claro anuncio ¿Qué más podríamos pensar, por ejemplo, sobre otro de sus títulos La verdad sospechosa, que es por cierto una de sus obras que más se escenifica? El título de más arriba se levanta en este momento, cuando las promesas vuelan alto no solo en México sino en otros sitios, el vecino país por ejemplo. Ahí, hay algunos que levantan su ánimo porque Kamala Harris la actual vicepresidenta, sube en los conteos a la par que empiezan a circular sus promesas de cambio en la pesada presidencia que lleva Joe Biden. Y aquí, ya sin la libertad de mentir a todo lo alto en las campañas electorales, el recién reelecto Alejandro Moreno Alito, lanza las promesas de un cambio profundo a su hundido partido. Y muy cerca, Damián Cepeda como precandidato a la dirección del PAN, formula propuestas de incorporar a todos sus votantes en nuevos cambios en su partido. La carga de la prueba en sus promesas, se ve muy lejana.
EL PROMETER NO EMPOBRECE, POR ESO HAY QUE DAR PRUEBAS
En el caso de la señora Harris, el problema no es que ahora relumbre como oferente, sino que hay que recordar que clase de vicepresidenta ha sido con Joe Biden. Este habla mucho de democracia interna pero tiene la violencia prevista en su apoyo como presidente, el más terrible como se ha recalcado, la ayuda que le da a Israel para matar palestinos. Kamala, que ahora habla de cambiar la situación pero a lo largo de este tiempo nunca dijo nada y si llegara a un gobierno que se iniciará hasta el año entrante, habrán muerto, situación infame, miles y miles de palestinos. Si ella propone un cambio debería planteárselo a Biden desde ahora. De Alito ya se conoce su situación, su estatus frente al PRI tradicional y lo que ha hecho en estos tiempos de su primera presidencia antes de reelegirse. Nada en concreto como no sea gastar las altas prerrogativas que el PRI todavía recibe injustamente. En cuanto a Zepeda, se trata de un panista con ideas avanzadas, que se contrapone a tipos de bajo nivel como Marko Cortés. Pero es remoto que un panismo estratificado, que muestra sus llamados avances en juntas con mínima asistencia ante el INE y absurdas interpretaciones de la Constitución, pueda cambiar. Un cambio tendría que ser para la estructura panista, en toda su consistencia. Y como dirían los albureros ¡está pelón!
EL DE JUAN RUIZ DE ALARCÓN, UNO DE LOS CASOS MÁS EXTRAORDINARIOS
Gran prodigio para México que el español se cobijara por largos años en nuestro país, y aquí escribiera algunas de sus famosas obras. Nacido en 1581, murió en 1639, ya de regreso a España. Pero mientras en esa etapa que todavía trascendía el siglo de las luces, él brilló en México sobre todo en Taxco que lo ha declarado uno de sus hijos predilectos. El premio de dramaturgia que se da anualmente con su nombre, se entrega en esa ciudad. Yo estuve ahí cuando se lo entregaron a mi hijo Luis Mario Moncada y la verdad es que hay en el pueblo una raigambre muy acusada a favor del gran dramaturgo ibero. Lo extraordinario es la forma como ha sido abordado a lo largo de los siglos y los años por todo tipo de personalidades y editoriales, de las letras y el teatro. En 1988, cuando gobernaba Guerrero Francisco Ruiz Massieu, se editó lo que era entonces la Bibliografía Básica sobre Juan Ruiz de Alarcón (Editorial Nuspam abril 1988) que contiene alrededor de 160 referencias y publicaciones de sus obras; algunas son de México y de Madrid. En 36 años después, las referencias deben haber aumentado, porque no se menciona, ya que es posterior, la importante investigación que hizo la académica de la UNAM y escritora Margarita Peña ya fallecida, sobre el gran dramaturgo. La obra que está en el título de esta crónica, surge alrededor de 1617 pero se publica en 1624. El primer trabajo que incluye la bibliografía, fue publicado en Madrid en 1628 por la impresora de A. Costa de Alonso Pérez. O sea que son referencias que incluyen 396 años con la obra de Juan Ruiz de Alarcón. Promesa, ésta si cumplida por él, de crear una gran obra.