Indicador político
Carrol. Grietas opositoras, de tierra y ficción
El pueblo suele votar en un día, pero los órganos electorales, como el tribunal especializado, tardan semanas en resolver. Ahora será hasta fines de este mes o en agosto cuando habrán de resolver las quejas que presentaron los inconformes con los comicios. Estos inconformes agudizan y recalcan esas denuncias, ahondando como grietas profundas de descontento que no se calmará aunque se resuelvan las quejas. Muchas de ellas, además, se les revierten. Las grietas de sus conductas expresadas a veces en falta de pruebas, se siguen repitiendo y crecen, como esas que ahora se expresan peligrosas en algunos sitios del país. Como un extraño fenómeno terrestre, han aparecido en varios estados del país en los últimos meses, noticias sobre grietas profundas cuya explicación no queda clara. Algunas tienen mucho tiempo pero ha seguido en aumento la apertura, pero otras son nuevas. Se mencionan en muchos sitios, pero se han destacado en los últimos tiempos en Tamaulipas. Durango, en el poblado de Atenco, en la capital en Azcapotzalco y por el rumbo de Plateros, como causantes éstas últimas, de los microsismos. Algunas se ven largas, profundas, oscuras y temibles que en la metáfora bien que embonan con lo que vemos a diario en el comportamiento de los críticos mencionados. Grietas profundas que se vieron ya en los comicios y que se ratifican en esta etapa postcomicial, con una cantinela parecida, de acusación.
GRIETAS HISTÓRICAS DIFERENTES, QUE OFRECEN MARAVILLAS AL MUNDO
Cuando se inicia la historia de Alicia Liddel, la protagonista de Alicia en el país de las Maravillas (Editorial Porrúa 2014) siempre se trastoca según la traducción, el lugar por donde cayó la niña. Pudo ser grieta, madriguera, agujero, hoyanco, brecha, cavidad, aquel o aquella abertura en la tierra que la llevó a un lugar fantástico. La imaginación de aquel hombre que se llamaba Charles Lutwidge Dodgsdon, pero que es conocido como Lewis Carrol, que era matemático, lógico, fotógrafo y escritor, no expresaba en esa obra sino la metáfora de una crítica. Era usar personajes simbólicos, de ficción, tan irreverentes como el Gato de Cheshire, el Sombrerero, el Conejo blanco, la Reina de corazones, para criticar los abusos y sobajamientos al pueblo, de parte del sistema victoriano. Desde luego una grieta, para individualizar el lugar, no llevará a un país maravilloso a ninguno de los afectados en los diferentes sitios de los estados, pero la frecuencia seguida de esas apariciones, si implican algo más profundo en los estudios, que no sean ficción. Alicia, como el personaje infantil que dicen seducía al que también era prelado, trasciende desde las profundidades de la tierra, como el título primero que le dio Carrol a la obra: Aventuras subterráneas de Alicia, para luego hacerlo más llamativo. Las maravillas que cuenta desde luego son extraordinarias y de todos conocidas, ficción que nos alienta a que haya una solución para las verdaderas grietas y que las de no ficción de esos anclados en una madriguera, les permita salir con al menos un poco de cordura.