Itinerario político
Hipocresía· mujeres en guerra sucia contra mujeres
Al unísono, millones de mujeres en el mundo coincidieron en su día, en las muchas
cuestiones que las agreden y hubo de todo en las grandes marchas que se vieron, una de de
ellas en la capital de la República. Pero sus lideresas se mostraron esquivas del proceso
electoral que cobija al país. Absurdo en su egoísmo, el grupo que dirige se niega a reconocer
que en México hay un proceso electoral y que dicho proceso dará una gobernanta, lo
quieran o no. Lo que llama la atención cada año, es lo poco que dura esa coincidencia de
unidad y la poca solidaridad expresada a favor de una mujer agredida, que desde antes,
meses incluso, hemos visto en las campañas electorales y en los muchos días con
agresiones a esa mujer, Claudia Sheinbaum, de parte de los opositores, que avala y
recrudece la propia candidata opositora. El feminismo cierra los ojos en este caso cuando
dicen estar a favor de todas las mujeres agredidas. Es una mentira, pues, la solidaridad,
cuando están de por medio intereses. El misogismo se ha destapado en estas campañas
electorales, de una manera sucia y agresiva y hasta este momento los órganos electorales
se han quedado callados ¿Cuantas de las mujeres que marcharon también se quedaron
calladas? Porque a excepción de casos muy desagradables de personajes masculinos que
se han trepado en el carro para guadañar, las ofensas han venido de mujeres contra
mujeres.
EL MISOGISMO SE CREA EN LOS HOGARES, PERO LA HIPOCRESÍA LO OCULTA
Normalmente los mexicanos.- y lo mismo debe ocurrir en los demás países-, estamos
acostumbrados a una dosis misógina en los hogares, con madres, motivos de libros y
películas, que favorecen al hombre por ser hombre. El machismo tiene su raigambre en esas
ubicaciones maternas que marginan a sus hijas mujeres. Y es ese machismo hogareño,
entre otros desvíos, el que trasciende a situaciones más terribles y peligrosas, como se
expresa en este momento en la violencia diaria contra las mujeres. Algunas corrientes
feministas y las luchas políticas fraternas, han paliado resquemores normales entre mujeres,
por envidias o rivalidades. Se ha legalizado la paridad de género y constantemente hay
propuestas a favor de sectores desvalidos como las trabajadoras domésticas, por ejemplo y
se solicita alerta de género llevada a la autoridad por legisladoras y organizaciones de
mujeres. Esa es la solidaridad de género, el apoyo entre mujeres, la defensa de sus
derechos Pero ¿a qué extremo de ignominia está sometiendo el grupo opositor a sus
propias mujeres, para que olviden el género y se lancen destructivas contra las que van
adelante? Es algo que debe tomarse en cuenta para comprender la traición de la unidad y la
solidaridad que se exhibió en las marchas del Día de la mujer.
LAS MUJERES QUE NO AMAN A LAS DEMÁS MUJERES
El sueco Stieg Larson creó en sus obras personajes femeninos acordes con la línea que
maneja en su famosa Trilogía Milenium (2005) en la que, fijando los temas en un personaje
central Lisbeth Salander, se da tiempo para denunciar la violencia que sufren las mujeres en
el mundo. En su primera parte, Los hombres que no amaban a las mujeres (Editora Destino
2008), son ellos los agresores, los que trafican con trata, los que abusan de ellas -como el
propio padre de Salander-, los que las matan. Hubiera sido para él una herejía tener a una
mujer misógina o violenta como personaje. Pero se asombraría de ver esas reacciones en
mujeres mexicanas como las que atizan el fuego de la violencia y ponen las bases para que
se afecte y atropelle a otras mujeres. La trilogía de Stieg es un recorrido sobre las
agresiones a mujeres y un panorama general de los países que participan en el crimen
organizado y que tienen como centro de su delito, a ese género. Si en México pese a los
esfuerzos, el número de violaciones ha aumentado igual que los feminicidios, la actividad se
expande en el mundo y ya desde principios de siglo, el escritor alertaba sobre la urgencia de
parar esas agresiones. Si viviera -murió en el 2004 a los 50 años- descubriría a su país
agredido por un terrorismo que ya menciona en sus obras y sobre todo, se asombraría del
aumento de aquello que tanto denunció: la violencia contra las mujeres, pero ejercida por las
propias mujeres