Libros de ayer y hoy
NYT. MEDIOS EN PICADA Y EL PODER
The New York Times está en picada justo cuando Trump cree estar listo para retomar el
poder, con sus recuerdos de todo lo que criticó ese diario su gestión, y otros igual de
poderosos e ineficaces medios, de Estados Unidos. Ya conocemos de cerca la intervención
torpe de ese diario, en el caso de AMLO. Y es justo cuando vuelvo a revisar la Historia crítica
del periodismo mexicano ( Colección KIOSCO, octubre 2016), el recorrido de casi 500 años
que hizo Humberto Musacchio sobre la relación interesada, cambiante, tensa e intensa,
como la llama, de los medios con el poder. No pocos están en pleito casado con medios
escritos y televisivos de su país y extranjeros, entre ellos el mencionado The New York
Times, al que Trump llamó enemigo del pueblo por las críticas que hizo a su gobierno. Pero
como bola de nieve la molestia en medios de todo el mundo va creciendo para solidarizarse
con los que están proscritos, cuyo número aumenta cada día. Aunque entre ellos haya
corruptos y malos periodistas. Se trata a todo trance de defender al gremio ¿Hasta donde
puede llegar esa batalla del gobernante y medios, que precisan -más en este momento-, de
la información en sus decisiones y de darla, aunque ésta no sea compartida? Colocados en
una situación de necesidad mutua, poder y medios -otro poder aunque no sea por las urnas-
, tienen que aferrarse a una relación de cercanía y rechazo, a excepción de los casos de
plumíferos pagados que tienen que estar a fuerza del lado del que paga. En el recorrido de
Musacchio uno va siguiendo la historia del periodismo mexicano enfrentado en los diversos
momentos de esa historia al gobernante en turno, aunque algunas veces, cuando el
gobernante lo merecía, se hayan dado casos de medios y periodistas en lo individual que
pusieron su lucha y su prestigio al servicio del poder. Eso sucedió durante el gobierno de
Madero.
VIEJOS NOMBRES DEL PORFIRISMO SE EXPRESAN AÚN, EN DESCENDIENTES
La llamada Decena Trágica da una imagen del reacomodo del periodismo porfirista que trata
de imponer las ideas del dictador repudiando a Madero, a Carranza, a Obregón y a Calles,
pero solidarizándose con Victoriano Huerta. Parece que estamos en ese momento. Por esas
fechas se fincan medios que prevalecen aún en nuestros días como El Universal y el
Excélsior y aparecen nombres que todavía se escuchan en herederos, nietos, bisnietos,
Palavicini, Lanz Duret, Becerra Acosta, Rodrigo de Llano, Novaro, Cardona, Azcárraga,
Junco de la Vega. Y en la multitud de medios y situaciones que se mencionan -es
impresionante el número- uno ve enquistados a grandes artistas pintores, escritores, juristas
reconocidos, poetas – Salvador Diaz Mirón de porfirista-, como Diego Rivera, Luis Cabrera,
David Alfaro Siqueiros, José Clemente Orozco, estridentistas como Arqueles Vela y toda la
pléyade de periodistas que para bien o para mal tomaban partido en aquellas agitadas
aguas. Se mezclan políticos desacreditados con poetas, periodistas y pintores y se ven
desfilar en medios de la época al doctor Atl, Gonzalo N. Santos, Salvador Novo, Andrés
Henestrosa, Carlos Demegri, Alejandro Gómez Arias, entre muchos.
UN LIBRO QUE CUESTIONA AL PERIODISMO, PERO QUE TAMBIÉN LO ENTIENDE
En el conflicto de los medios corruptos y sus apoyadores, se sostiene, que “si algo se arregla
con dinero, resulta barato”. Entre otros, se mencionan dos momentos interesantes: la
creación de la Hora Nacional por Cárdenas, que resultó “ la más eficaz convocatoria para
apagar el aparato receptor” y el surgimiento de El Popular creado por Vicente Lombardo
Toledano, periódico proclive a la nota de tipo social que convocó el número más
impresionante de colaboradores entre los que estaban lo más granado de la época. Lo
insubstancial en los aportes. El periodista sonorense, columnista de Excélsior, se nutre de
muchas investigaciones y libros sobre el tema y al poner otro tanto de su cosecha, conserva
ese estilo fresco, a veces de broma, sorna, o ironía, para darle fluidez a una narración que
podría ser cansada. La prensa que hacían los revolucionarios en tren a vuela pájaro, tenía
que cocinarse en los vagones y a veces en las iglesias tomadas. Humberto rescata una de
las frases que se puso en una de esas ediciones obregonistas, que llevaban el nombre del
lugar más cercano, el kilómetro de la vía y el espacio donde se editaron, “el carro 6150 del
Servicio Sanitario del C. del E. del Noroeste”. Todo lugar es bueno para dar la información.
Quinientos años son muchos para reducirlos a más de cuatro mil palabras, aunque
Fernando Benítez solía decir que todo se puede expresar en una cuartilla. El caso es que el
libro. nutrido, importante y que debería de ser manual de información en las escuelas de
periodismo y carreras de ciencias de la comunicación, da para muchos comentarios y
crónicas. A reserva de seguirlas en su momento, recalcamos la principal intención del trabajo
de Musacchio, en este, uno de sus mejores aportes: “La relación entre prensa y poder, por
sólida que sea y bien construida que esté, resulta por su propia naturaleza cercana y tirante,
esto es, tensa e intensa, pero también cambiante, móvil, moldeable según el momento y los
intereses en juego. Mostrar esa relación dinámica y siempre inacabada, ha sido la intención
que orientó la hechura de este libro”.