Indicador político
Ignorancia supina
No sorprende que en esta campaña electoral cualquiera que sea su etapa, la imagen de la candidata opositora se repita porque la intención es esa y el gasto que se está haciendo lo respalda. Muchos medios se resarcen de lo perdido y tratan de sabotear al que consideran culpable. Pero el nivel es tan lamentable que el pueblo mexicano no lo merece. Eso de sostener que un tipo como Emilio Lozoya cuyas pruebas de culpabilidad están definidas, se encuentra en proceso no por ser culpable sino porque comió pato pekín, es no solo un agravio para un proceso electoral, sino una burla para la justicia mexicana que se presta a eso. Al menos Vicente Fox metió la pata con plena aceptación de su ignorancia, pero la defensa de un presunto delincuente con torpes patrañas, da similitud al defendido y a la que defiende. El INE no está desde luego para abrir el cerebro de los candidatos y en su momento se demostró en el caso de Márgara Zavala y otros por el estilo, pero la burla continua de esa pobre mujer no puede entrar en un contexto en el que se pide al menos congruencia. Y desde luego no defender a presuntos delincuentes.
LA IGNORANCIA PUEDE SER OCULTA Y AUNQUE EXISTA, NO APARECER EN ESCENA
Hoy menciono dos libros al referirme a la profunda ignorancia que exhiben esos que deben saber más que nadie sobre un tema, solo porque las circunstancias los obligan o porque no quieren dar información. En el país eso era común y uno de los casos, el de Colosio, está a la vista. Otros casos como el de Manuel Buendía y el de Ayotzinapa, van por el mismo camino. En el primer caso, los que sabían y los propios culpables si los hay fuera de Mario Aburto, no dijeron nada. Fingirse ignorante fue parte de un sistema y los casos abundan. Los libros en cuestión, son Los ignorantes del escritor francés y dibujante de comics Étienne Davodeau y El ignorante del poeta suizo Philippe Jacottet, de enfoques diferentes. El libro del primero es una novela gráfica (La cúpula 2012) que aborda un tema gastronómico y de vinos en la que dos personas conversan a lo largo de horas, sin que ninguno de los dos sepa el tema del otro. El siguiente libro (editorial Pre Textos 2007), escrito a “ras de tierra” como sostiene el poeta con el tono susurrante y débil, que da a sus poemas. Pero fue imposible ampliar la información porque ninguno de los dos libros me llegó a tiempo. Confieso mi ignorancia.