Indicador político
FIL, utilidad y cuestionamiento
¿Qué está detrás de la Feria Internacional del Libro de Guadalajara (FIL)? Las ferias de
libros tienen un propósito central: vender libros. Lo que está atrás es promover la cultura, que
en este caso se plantea a través de la lectura de esos libros y los puntos de vista que pueden
expresar los invitados. Es, pues, un acontecimiento que desde ese punto de vista tan
importante, debe de ser apoyado ¿Pero qué pasa cuando un acontecimiento de esa
naturaleza que tiene connotación internacional, se convierte en un evento político? Más si se
utiliza dinero público para promoverlo y pagar gastos que produce. Durante años, la FIL ha
tenido esa característica y las muchas menciones bibliográficas que existen respecto al que
fue su principal gestor Raúl Padilla, están en los archivos. Las características de personajes
de ese tipo, han sido comunes y legales y desde su perspectiva encabezan situaciones que
tienen una justificación no solo cultural sino legal. Pero lo que hay atrás, es lo que se
discute. Con el suicidio de ese personaje, la feria sigue siendo igual de importante, pero sus
características siguen siendo las mismas: el uso de una tribuna que se presume plural y que
se justifica con ciertos invitados, para atacar proyectos de no coinciden con el suyo.
A LAS FERIAS NO LES INTERESAN LOS PROMOTORES DE LIBROS
En la FIL actual ha sido reconocido el historiador y catedrático José María Muriá Rouret con
el premio Bibliófilo, el que ama a los libros. Algo es algo. La columna Libros de ayer y hoy
publicada por 10 años, nunca ha sido llamada, salvo raras ocasiones, por los que organizan
las ferias sobre libros. Eso significa que no les interesa la promoción permanente de libros,
como no sean los suyos. Es una de las pocas columnas publicadas por destacadas redes,
que se concentran en la promoción de autores y libros. La columna se presenta a veces a
través de mi persona en algunas ferias, pero no hay interés de los que quieren vender libros
en acercarse a quien ha publicado mas de 2 mil columnas de libros que quizá algunos de
ellos mismos, han editado. Las centenares de ferias que se instalan anualmente en el país,
no mencionadas en número por el añadido permanente, aunque se habla de 162 en el país
y 52 en la CDMX, deberían de ser analizadas con profundidad sobre su verdadera influencia.
Es cierto que centenares de editoriales incluso externas, pueden vender su producto y que
destacados intelectuales concurren anualmente durante su desarrollo con propuestas que
son sometidas a discusión. El problema es lo que queda en el entorno cultural de un país, en
el que dichos eventos se convierten a veces en fiestas populares y motivo de discusión. La
pregunta es si solo persiguen en esencia mantener vivas a las editoriales, dar algunos
empleos o si impactan a la población una vez trascendidas. Y si su desarrollo podría ser
enfocado con un mayor compromiso.
LA FIL, TRIBUNA DE VARGAS LLOSA Y OTROS, CONTRA LA DEMOCRACIA
MEXICANA
El premio literario del libro de la FIL, llevaba el nombre de Juan Rulfo, pero en determinado
momento sus familiares pidieron que dicho nombre dejara de usarse. En la razón, se había
dado el premio a un poeta de origen español enemigo del escritor de Pedro Páramo. La larga
historia que arrastra la feria incluye a grandes escritores y poetas y presentaciones de
infinidad de libros. Y en determinados momentos, ha sido tribuna que se usa para criticar sin
contrapeso alguno, la democracia mexicana o a un gobierno que no les parece. Uno de los
que se presentaba a vociferar era el Nobel Mario Vargas Llosa, crítico de derecha del actual
gobierno, un extranjero denostando a la autoridad legítima, con apoyo de los organizadores
de la propia FIL. Esta feria estuvo apoyada por vario tiempo y todavía lo está, por el
gobierno jalisciense ahora en manos del Movimiento Ciudadano, cuyo gobernador Enrique
Alfaro rompió con Padilla después de desencuentros, al parecer económicos. Pero el
espacio sigue abierto para ser utilizado políticamente como a los dueños de la feria les
conviene.