Indicador político
Hemingway. Acapulco y la lucha contra los elementos
La vida se despeja un poco para Acapulco, y las actividades con ciertas limitaciones, toman
su curso. Pero la pregunta que queda es preocupante: ¿Que sucederá si llega otro huracán
similar al Otis? Las nuevas construcciones, los cambios que desde luego Acapulco va a
experimentar gracias a la inversión, se centrará según se ha dicho y nos imaginamos, en
reforzar construcciones y en aplicar técnicas modernas de construcción diferentes a los
muchos edificios viejos que veíamos a la orilla de la playa. Esa puede ser la respuesta. En
eso fallaron los grandes consorcios de esos hoteles de cadenas por lo general gringas.
AMLO dio un homenaje a las personas fallecidas 50 hasta el momento y se mostró
optimista al informar apoyos a 250 mil familias, cuando ya se anuncia arreglo de la
infraestructura para antes de navidad. Se mueve la secretaria de Relaciones Exteriores Alicia
Bárcena, en busca de apoyo en países y el empresariado se pone a punto, según dice. La
sombría etapa de más de un mes que vivieron tantos acapulqueños, ¿culminará como le
pasó a aquel famoso personaje de Ernest Hemingway después de enfrentarse al poder del
mar y sus peligros? El escritor exhibe en esa obra El viejo y el mar, la fuerza de la voluntad
para luchar contra los elementos.
EL PERSONAJE DE HEMINGWAY USA FUERZA Y VOLUNTAD, PARA VENCER AL MAR
El viejo y el mar (Editorial Debolsillo 2011) el libro del Nobel Ernesto Hemingway, es la obra
que más se menciona del escritor estadounidense, como no sea la que hacía de París una
gran fiesta. Hay envidiosos de siempre que critican su literatura en algunos aspectos, pero
con tan solo leer algunas cuantas, como las que escribió mientras vivía en Cuba, merece el
laudo. El libro mencionado ¿Sería una premonición de Hermigway, que al paso de unos años
se suicidó? Santiago, un anciano pescador que lleva más de 80 días sin lograr una presa,
rompe con todos los esquemas de la sensiblería y la nostalgia, arrinconando fotos y dejando
de pensar en el pasado. Una vez hecho eso, se lanza a las aguas tempestuosas del mar de
Cuba. Su enemigo, como lo fue para los que están perdidos fuera de la bahía de Acapulco,
es el más poderoso: el mar, con todo lo que subyace en él. Solo, en una endeble
embarcación, se sumerge en el día y en la noche del embravecido océano, hasta lograr
obtener el más grande y preciado animal. Este le salvará la vida, al ser el alimento de los
tiburones que lo persiguen insaciables.
HEMINGWAY ENALTECE LA FUERZA DE LOS DÉBILES, ANTE EL PODER DEL MAR
Como todo buen escritor, el Nobel usa un símil tramposo con el lector al dejar todo a su
imaginación. Pero se desprende de su intención la exaltación de la debilidad, ante las fuerzas
más poderosas, el mar y la propia edad. Santiago no solo se robustece ante si mismo, sino
que llega aureolado de heroicidad ante el pueblo que lo ha visto desfallecer. Es viejo, es
cierto, como muchos de los desvalidos de Acapulco, pero ha demostrado fuerzas, pericia y
dignidad. Su vida ahora, será distinta. Hemingway ganó el Premio Pulitzer con esa pequeña
novela de 1952, y el premio Nobel en 1954. De acuerdo a como se caracterizaba la edad
en esa época, el estadounidense era casi un viejo a esa edad, cuando en esta es apenas un
adulto medio. La imagen de ese hombre Santiago, que se esforzaba luchando contra la
muerte, ya era parte de la vida del escritor que se suicidó en julio de 1961, el mes en que
cumplió 62 años. Gabriel García Márquez en un escrito hizo notar que Hemingway no era el
tipo de personas que se suicidan. Que su muerte había sido una contradicción. Pero algunas
de sus muchas obras como Adiós a las armas, ¿Por quien doblan las campanas? la que
ahora mencionamos, entre otras, todavía brillan y permanecen vivas en el interés de los
lectores.