Indicador político
La violencia por los aires
Por Bryan LeBarón
Por fin el avión presidencial habrá de dejar suelo mexicano. El Presidente Andrés Manuel López
Obrador anunció que por fin vendió el avión que tanto tiempo lo mantuvo ocupado. Se había
convertido en su símbolo para diferenciarse de un pasado que lo perseguía y lo acompañó durante
la mayor parte de su gobierno.
Ese avión, a final de cuentas, se mal vendió. Hoy anunció que la aeronave TP-01 “José María
Morelos y Pavón” tenía una falla de origen, por lo cual se depreció, más el tiempo acumulado,
llegó a mil 558 millones de pesos, unos 92 millones de dólares, que es 25 mdd menos que su
última valuación, que realizó la ONU, de que fue de 117 mdd en 2021.
Más allá de las discusiones morales sobre el país al que se lo vendió, porque a todas luces es una
dictadura, Emomali Rahmon, presidente de Tayikistán, ostenta el poder desde 1994, con 9
millones y medio de pobladores y es considerada una nación pobre.
Seguramente el avión será un lujo o capricho del gobernante, que desviará recursos de su pueblo
para poder usar este avión y lucirlo como su ego lo exige, lo cual está muy distante de la propuesta
que planteó López Obrador a la ONU en 2021: “un plan global contra la pobreza para dar una vida
digna a 750 millones de personas”. Esta venta de forma indirecta profundiza la pobreza de este
tipo de naciones.
Pero el avión ya no es de los mexicanos, ya es problema de otro país. Ahora ya debe tener un
distractor menos. El país de forma permanente ha estado sumido en una escalada de violencia,
hay que decirlo, sin precedentes. Hemos tenido las jornadas con más asesinatos en la historia,
además de que la tasa diaria es impresionante.
Pongamos como ejemplo a Guanajuato, que es el estado donde se concentra la mayor cantidad de
homicidios en lo que va del año, con mil 545 casos, según cifras de la Secretaría de Seguridad y
Protección Ciudadana. Hace unos días se suscitó una escena de la cual nadie quisiera estar
presente, una veintena de hombres entraron a un balneario y asesinaron a una familia, incluido un
niño de 7 años, que ninguna culpa tenía de las actividades que realizaban los grandes.
En otra parte de la República, en una conocida cafetería de Tulum, en Quintana Roo, asesinaron a
un empresario, a plena luz de día, dejando como saldo preliminar, además de esta persona, a dos
heridos y dos presuntos detenidos.
En el centro del país, el día de ayer se registró una balacera al interior de la Plaza Carso, justo en la
zona de Polanco, alcaldía Miguel Hidalgo, donde una persona perdió la vida tras ser víctima de una
agresión con armas de fuego. El Secretario de Seguridad Ciudadana (SSC) de la Ciudad de México,
Omar García Harfuch, sostuvo que la víctima presuntamente es “una persona vinculada a la
delincuencia organizada en el Norte del país”.
Lo que quiero señalar es que la violencia y el crimen están presentes en todo el país. Lugares que
podrían parecer seguros, ya están siendo escenario de enfrentamientos y ejecuciones, y de seguir
así, podríamos entrar en la ingobernabilidad.
El avión presidencial ya se encuentra surcando otros aires; ahora sí, esperemos el Presidente López Obrador ya no se distraiga y le dé real dimensión a
lo que está pasando.