Teléfono rojo
Hace cuando menos cuatro décadas, los enterados del
fenómeno de la sucesión presidencial en México,
consideraban en sus análisis un factor por demás relevante:
¿cuál sería el precandidato que le resultaba más a modo
los Estados Unidos?
El aspirante que obtenía un implícito beneplácito del
poderoso vecino el Norte, tenía un importante elemento de
ventaja sobre sus competidores.
En el actual contexto de la problemática que vive nuestro
país en materia de la presumible introducción de Fentanilo,
su procesamiento y finalmente su traslado ilegal a Estados
Unidos, ese factor está alterando la agenda bilateral en
tiempos de la sucesión presidencial mexicana.
En la próxima visita a nuestro país del secretario de Estado
norteamericano, Antony Blinken, la observación del
discurso y el comportamiento de las dos precandidatas
abiertas, Claudia Sheinbaum y Xóchitl Gálvez, será una de
sus principales ocupaciones.
Antony Blinken, el elegido de Joe Biden como secretario de
Estado de EEUU, es uno de los asesores más cercanos del
presidente electo y ejerció como “número dos” del
Departamento de Estado durante los dos últimos años de la
presidencia de Barack Obama, entre 2015 y 2017.
(Infobae)
Expansión da luz al ambiente que encontrará Blinken en el
proceso de la sucesión.
¿Claudia o Xóchitl plantearán, antes y durante la visita del
secretario de Estado estadounidense, un proyecto para
enfrentar el problema del Fentanilo más eficaz, o cuando
menos más lógico, que el fallido de abrazos y no balazos?
Dice Expansión:
“Los procesos de selección tanto de la 4T como del Frente
“Amplio” dejan muchas lecciones, y principalmente muchos
sinsabores. En primerísimo lugar, ambos terminan con
victorias amargas que generaron más problemas que logros
dado el inusitado nivel de anticipación con que se
realizaron. En este contexto, ganó el presidente, al menos
por el momento, al demostrar que él controla el juego
político y electoral.
“….todos cayeron redonditos en su juego. Fue él quien forzó
la anticipación al arrancar el proceso de selección de la 4T,
pues es a él a quien le conviene forzar los tiempos. La
oposición, que no logra encontrar un camino propio,
mordió directo el anzuelo. La selección de la 4T erigió a una
candidata de manera muy previsible, y dirigida, aunque aún
habíamos quienes pensábamos que podría quedar un
tercero. Pero con un proceso sorprendentemente más
accidentado de lo esperado. El segundo lugar,
sorprendentemente, decidió rebelarse pero sin romper, de
manera inexplicablemente prolongada. Con ello, le restó
triunfalismo a la victoria de su contendiente; pero al mismo
tiempo, día con día pierde más la posibilidad de ser un actor
relevante en 2024. No se puede entender bien la estrategia
que hasta el momento ha seguido Ebrard, a quien muchos
veíamos como un político de largo colmillo que, sabedor de
que no sería el elegido, negociaría hábilmente una salida
que le permitiera mantener poder seis años más. Hoy está
desdibujado. Del lado del Frente, ganó el mal llamado y
fugaz “fenómeno” de Xóchitl, en un proceso más
desaseado, teledirigido y equivocado que el de la propia 4T.
A tan solo unos días de ser erigida, su estrella empezó a
difuminarse. La malicia e impericia con la que Claudio, Alito
y Marko expulsaron a la única política de alto nivel de la
contienda dinamitó al Frente.”
¿Algo más que agregar acerca del contexto que observará
Antony Blinken en el proceso de la sucesión presidencial?