
Indicador político
LO DIJE: SÍ, SOMOS UNA SOCIEDAD DE IDIOTAS!
En su momento –en febrero y junio de 2018–, aquí lo escribí a manera de advertencia.
Dije que votar por el peor candidato presidencial, por López Obrador, sería lo mismo que apostar por la muerte de la democracia mexicana.
Dije que un gobierno como el de AMLO acabaría con la democracia y nos llevaría no sólo de vuelta al populismo de Echeverría y López Portillo, sino a una dictadura como la venezolana y la cubana.
Y la respuesta fue el insulto de no pocos ciudadanos, articulistas y periodistas, además de la persecución en mi contra. Sí, por presiones de López y de sus lacayos políticos y mediáticos, debí salir de todos los medios en los que se publicaba mi opinión.
Hoy, a poco más de siete años de aquellas entregas del Itinerario Político –de febrero y junio de 2018–, la democracia mexicana está muerta.
Y es que, en efecto, el “lopezobradorismo” destruyó la democracia y el último clavo del ataúd lo martilló el Tribunal Electoral; lacayos del poder a quienes la historia colocará entre los traidores a la patria y los sepultureros de medio siglo de luchas sociales a favor de las libertades básicas.
Sin embargo, también es cierto que no todo es responsabilidad de los políticos ladrones, mentirosos, vendidos y farsantes; el fin de la democracia es, sobre todo, responsabilidad de la sociedad.
Y es que, nos guste o no, la verdad es que seguimos siendo la misma sociedad de idiotas; sociedad incapaz de ver a los enemigos de la patria y que prefiere una dádiva, a cambio del aplauso al discurso mentiroso de la “4-T”.
Sociedad de idiotas que, a pesar de la tragedia democrática que hemos vivido en los últimos siete años, sigue aplaudiendo y amando a sus verdugos.
Por eso, para que nadie se llame a sorpresa, aquí fragmentos de aquellas entregas en donde advertí lo que hoy es una triste realidad.
El 7 de febrero de 2018, en el Itinerario Político titulado: “¡Sociedad de idiotas!”, pregunté justo eso: “¿La sociedad mexicana es una sociedad de idiotas?”. Y es que resultaba increíble que, a pesar de que López era lo peor del viejo PRI y Morena reunía lo más cuestionable de la clase política, el tabasqueño encabezaba las encuestas a la presidencial de 2018.
Así lo dije: “¿Cómo entender, por ejemplo, que el partido y el candidato con más negativos, como Morena y AMLO, encabezan las encuestas para la contienda presidencial de 2018, en una sociedad que se dice harta de los políticos con mala imagen?
“¿Cómo entender que el partido y el candidato que han perdonado a ladrones, pillos, matarifes y políticos de la peor estofa, aventajen las preferencias, en una sociedad que se dice “hasta la madre” de la impunidad?
“¿Cómo entender que políticos nefastos como Manuel Bartlett, Elba Esther Gordillo, René Bejarano, Dolores Padierna y Marcelo Ebrard, entre muchos otros que en sus alforjas cargas un negro historial, resulten purificados sólo por entrar a las filas de Morena y por recibir la bendición de López?
“¿Cómo entender que un político nada democrático, autoritario al extremo, con claros tintes dictatoriales, que llamó “Pirruris” a casi un millón de manifestantes contra su mal gobierno en el DF, que impuso al matarife Abarca como alcalde de Iguala, encabece las encuestas y las preferencias?
“¿Cómo entender que un político que tiene más de diez años sin trabajar, que lleva décadas sin pagar impuestos, del que nadie sabe de dónde obtiene recursos millonarios para la manutención de una numerosa prole, sea el político con más aceptación entre el electorado?
“¿Cómo entender que la izquierda mexicana y que un partido político como Morena, haya pasado del culto a Cuauhtémoc Cárdenas al culto a Cuauhtémoc Blanco, el patán golpeador que brilla por su ignorancia?
“¿Cómo entender que luego de uno de los peores gobiernos en la capital, como el de López, exista la posibilidad de que su preferida –a pesar de sus graves corruptelas–, se pueda convertir en jefa de gobierno de CDMX?
“¿Cómo entender que periodistas inteligentes e intelectuales reputados sigan aplaudiendo a López, a pesar de su desprecio a la prensa, de su repudio a la inteligencia y al intelecto, de su fobia a la educación de calidad, de su “chaparra” preparación, su odio hacia los críticos de sus disparates y de su rechazo a libertades fundamentales en democracia?
“¿Y cómo entender que el candidato que no tiene cola que le pisen, que no milita en el PRI, que es un candidato ciudadano, que tiene la mejor preparación, la mayor capacitación para gobernar, el mayor reconocimiento de empresarios e inversionistas se encuentre en tercer lugar de las preferencias?
“Sin duda vivimos un paradigma en donde la tambaleante democracia mexicana puede ser destruida con las armas e instrumentos de la propia democracia.
“Sí, algunos dicen que la preferencia por AMLO se debe al hartazgo social contra el PRI. Por eso obliga volver a preguntar: ¿Por qué Obrador encabeza las encuestas si es el representante de lo peor del PRI y si ha reunido en Morena a lo más cuestionable de toda la clase política mexicana?
“El problema, entonces, no son los buenos o los malos candidatos, los malos o peores políticos y tampoco los pingües negocios familiares llamados partidos políticos.
“No, el problema parece estar en la sociedad. ¿La mexicana es una sociedad de idiotas? Al tiempo”. (FIN DE LA CITA)
Volví al tema el 28 de junio de 2018, con el Itinerario Político titulado: “¿Nos volvimos locos?”, en el que volví a cuestionar el papel de la sociedad mexicana en su desprecio por la democracia.
Así lo dije: “¿Qué clase de sociedad somos si a pesar de todas las señales y todas las advertencias –de que habrá “chingadazos” y que “el tigre está suelto”–, votaremos por quien promete regresarnos al populismo de Echeverría y López Portillo, al clientelismo de Maduro y que es capaz de cancelar libertades fundamentales como la de expresión?
“¿Qué clase de sociedad somos al enmudecer cuando frente a nosotros la claque del puntero presiona a los medios para despedir a los críticos de quien encabeza las encuestas?
“Por lo bajo, periodistas, analistas e intelectuales se avergüenzan, pero en público callan. Sí, se llama silencio de complicidad. ¿Nos volvimos locos? ¿O será que somos una sociedad de cínicos”. (FIN DE LA CITA)
A poco más de siete años de las anteriores advertencias, el grupo en el poder, el “lopezobradorismo” consumó la muerte de la democracia mexicana; la misma que le permitió llegar al poder.
Y sí, se instauró en México la más joven dictadura del mundo, gracias a la “sociedad de idiotas” que seguimos siendo los mexicanos. ¿Hasta cuándo?
Sí, se los dije. Y de nuevo el tiempo me dio la razón.
Al tiempo.