Indicador político
¡Marchan contra el Rey de las marchas!
Desde hace años, la voz popular hizo suyo un viejo eslogan de revancha
social creado para castigar la incongruencia del poder: “¡Para que vean lo que
se siente!”, dice el refrán.
Así, por ejemplo, el mítico luchador social del 68 mexicano, Heberto
Castillo, lo utilizó para exigir un mejor salario para los trabajadores.
Así lo acuño: “¡Salario mínimo al presidente, para que vea lo que se
siente!”, pregonaba el también científico universitario.
Hoy, la sociedad civil de Guerrero y de Acapulco le recetó la misma
medicina al presidente López Obrador.
Sí, damnificados por el huracán Otis, marcharon de Acapulco a la
Ciudad de México, en una protesta social que exige al presidente mexicano
cumplir su responsabilidad de Estado, ante la tragedia y para atender a quienes
lo perdieron todo a causa del meteoro.
Algo así como: “¡Una marcha contra el presidente, para que vea lo que
se siente!”.
Sin embargo, al llegar al Zócalo y por orden presidencial, la policía
capitalina recibió a palos a los manifestantes, a quienes impidió ingresar a la
Plaza de la Constitución. Todo a pesar de que, por décadas, Obrador fue el rey
de las marchas y los plantones en la capital del país.
Sí, AMLO no sólo realizó decenas de plantones frente al Palacio que
hoy ocupa y que defiende cual propiedad privada, sino que encabezó
incontables “éxodos” desde Tabasco hasta la Plaza de la Constitución.
Incluso promovió el bloqueo más grande de la historia de la capital,
luego de los comicios de 2006, cuando ordenó un ocupar no solo el Zócalo,
sino de buena parte del Paseo de la Reforma.
Hoy, sin embargo, cuando los damnificados de Otis se organizan para
viajar de Acapulco al Zócalo –en protesta por la negligencia de Obrador–, el
presidente enfurece y los califica de “oportunistas” que sólo quieren dañas a
su gobierno. Y por eso les impide derechos constitucionales como la protesta
y el libre albedrio.
Sí, por increíble que parezca, el rey de marchas, movilizaciones y
plantones; el opositor que se construyó de la protesta callejera, hoy rechaza las
marchas, las movilizaciones y los plantones ya que, según sus delirios
discursivos, detrás del repudio ciudadano está Xóchitl Gálvez.
Así lo dijo el “rey de la mentira”, el presidente López: “Estamos
garantizando la libertad y que todo mundo se exprese y se manifieste, pero
también hay mucho oportunismo, politiquería, porque algunos de los que
vienen a la marcha son de los partidos que están en contra de nosotros.
“No estoy inventando nada, no estoy levantando falsos; quien convocó,
entre otros, fue este señor Naranjo y otros simpatizantes de la señora Xóchitl
Gálvez”. (FIN DE LA CITA)
Una contradicción más de Obrador, convertido en el presidente más
incongruente de la historia, en el mas mentiroso de todos los tiempos y en el
más ineficaz y anacrónico que se recuerde.
Y es que al impedir la manifestación de los damnificados en el Zócalo,
López violenta la libertad de expresión de esos ciudadanos, viola el derecho a
la manifestación y el libre tránsito; todos derechos y libertades
constitucionales, a pesar de que, por décadas, López utilizó la movilización y
la marcha callejera, como palanca de chantaje y de extorsión política.
Por ejemplo, en el Itinerario Político del 29 de octubre de 2008 –sí,
2008–, titulado: “¿Y los 9 mil millones, Andrés?” –, documenté que el 11 de
febrero de 2004, en la sesión de la Comisión Permanente, el senador Juan José
Rodríguez Prats y el diputado, Manuel Camacho, protagonizaron un debate
histórico. ¿Por qué histórico?
Porque desde la más alta tribuna del Congreso mexicano, el panista le
exigió al perredista que dijera “¡si o no!” –como regente del DF–, le había
entregado 9 mil millones de pesos a Obrador, a cambio de desalojar el Zócalo.
Camacho reconoció que entregó esa cantidad de dinero a Obrador,
quien junto con campesinos tabasqueños había tomó el Zócalo para exigir una
indemnización por la contaminación de sus tierras, por derrames de Pemex.
Más aún, en 2006 apareció el libro “Mesías Mexicano”, de George
Greyson, investigador de la política mexicana, quien entrevistó a Camacho
Solis sobre la entrega de dinero público a López Obrador durante el gobierno
de Salinas. En las páginas 91 y 92, Camacho confirma que todas las marchas
de AMLO terminaban con una extorsión económica.
Sí, López convirtió la movilización, las marchas y los plantones en
erramienta política para el chantaje. Esa era la especialidad de Obrador, el
mismo que hoy impide la movilización que llegó desde Acapulco al Zócalo
para exigir que cumpla su responsabilidad como jefe de gobierno y de Estado.
¿Imagínan la escandalera si Salinas, Zedillo, Fox, Calderón o Peña
hubiesen impedido las marchas de AMLO al Zócalo?
¡Así el incongruente, represor y dictator, López Obrador!
¡Así su pandilla de aplaudidores que “maiceaditos” se ven más bonitos!
Al tiempo.