
Libros de ayer y hoy
2018-2030: la restauración del populismo como régimen social
Las referencias que caracterizan el proyecto político y de Gobierno de Andrés Manuel López Obrador hacen hincapié en un concepto que va más allá de lo que pudiera ser una referencia puramente crítica: la restauración del proyecto político, social y económico de la Revolución Mexicana que decidió desde el principio no ser socialista-comunista, aunque planteó como referente teórico el socialismo utópico sin lucha de clases que definió con claridad el presidente Lázaro Cárdenas en su proyecto 1934-1940.
El populismo que caracteriza el proyecto de la vieja Revolución y que retomó en su enfoque de bienestar social López Obrador está muy lejos de ser referido solo con el lenguaje despectivo de las críticas a los populismos fracasados de personalidades latinoamericanas como Carlos Andrés Pérez, los populistas militares sudamericanos, las caricaturas ideológicas de Hugo Chávez-Nicolás Maduro y el populismo personalista y sin lucha de clases de Lula da Silva.
El populismo restaurador de López Obrador viene del venero politológico de Arnaldo Córdova en dos de sus obras vitales que sirvieron para consolidar la identificación del sistema político/régimen de gobierno/Estado de bienestar/Constitución dogmática que se definió en el corto período de la Constitución de 1917 a la reforma sistémica del presidente Cárdenas en 1934-1940.
Inclusive, como jefe de gobierno capitalino, López Obrador dedicó uno de sus programas en internet a conversar con Córdova sobre el modelo político-económico que el tabasqueño ya había comenzado a enfilar. Los dos criterios fundamentales de Córdova se localizan en su pequeño ensayo La formación del poder político en México (1972) y sobre todo La ideología de la Revolución Mexicana La formación de un nuevo régimen (1973). En el primero Córdoba dejó muy claro que el modelo de conducción del Estado no será producto de la lucha de clases entre burguesía y el proletariado, sino que será decisión directa y unidireccional del Estado como el gran transformador económico y el responsable de las relaciones sociales.
Y en el segundo definió con claridad “la Revolución Mexicana como una revolución populista y el régimen político de ahí ha surgido como un régimen populista”. Las tres principales características del régimen populista fueron: el control de las masas para conjurar la revolución social, el sistema de gobierno paternalista y autoritario y la realización de un modelo de desarrollo capitalista con protección de los derechos sociales de las masas.
En este contexto y con base en la conversación López Obrador-Arnaldo Córdova se puede establecer la caracterización de la propuesta de la 4T como populista, pero en función del régimen populista de la Revolución Mexicana y no los populismos tipo Chávez-Maduro. Como el populismo de la Revolución Mexicana, el populismo de López Obrador se sustenta en el control del mecanismo histórico de la lucha de clases entre burguesía y proletariado pero elimina la lucha de clases con la existencia de un Estado rector como fue el priista durante muchos años o el Estado rector que ha estado redefiniendo López Obrador y su sucesora Sheinbaum Pardo.
La respuesta social al discurso restaurador de López Obrador-Sheinbaum Pardo es exactamente la misma a la que dieron las clases sociales después de la Constitución de 1917 y prefirieron aceptar que el Estado garantizara sus beneficios sociales y que luego la reforma constitucional de Miguel Alemán en diciembre de 1946 determinó que la democracia en México no era el régimen jurídico y de gobierno que establecía la teoría política de entonces y de ahora y que esa democracia se debía medir por el bienestar de las mayorías. Y así fue como la ciudadanía le cedió al régimen político de las elites gobernantes la representación de las clases no propietarias que deberían estar en lucha de clases para tener beneficios, pero que encontraron al Estado como el garante del bienestar con políticas sociales, políticas salariales y ahora con subsidios de dinero regalado de manera directa, y con ello lobotomizaron el papel ideológico de las clases obreras, medias y lumpenproletarias para asumir el papel pasivo de políticas sociales.
El régimen populista revolucionario 1917-1982 fue sustituido por el régimen neoliberal salinista 1983-2018 y la diferencia fue que en el neoliberalismo disminuyó la protección social y el país entró en una zona de 80% de la población con restricciones sociales elementales, mientras el 20% restante acaparaba casi el 80% de la riqueza nacional.
Esta lógica sistémica explica por qué los afectados no propietarios por el neoliberalismo están contentos con el populismo lopezobradorista.
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Política para dummies: la política se mueve la lógica de los sentimientos sociales.