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El séptimo círculo: dependencia geopolítica de paraguas de EU
El presidente Donald Trump está redefiniendo el tono, el alcance, la dimensión y sobre todo la profundidad de la subordinación de México a los intereses de Estados Unidos, pasando del modelo de interdependencia que fijó el Tratado de Comercio Libre de Ronald Reagan-George Bush Sr. después desmoronamiento del Muro de Berlín al de la integración subordinada.
Con prisas, sobresaltos y atropellos, Trump ha redelimitado el dominio de EU sobre su vecino del sur en los rubros económico, fronterizo, político, militar, hemisférico y comercial y ahora plantea el séptimo círculo de la dependencia: la geopolítica, a partir de su declaración contundente apenas antier domingo 6 de julio de que habrá castigos arancelarios contra los países que firmen acuerdos con el bloque postsoviético conocido como BRICS, un dispositivo de países económicamente emergentes y en proceso de desarrollo que se niegan a caer bajo los mecanismos autoritarios de subordinación del capitalismo estadounidense.
Este fin de semana se realizó una reunión de los BRICS en Brasil y México asistió como observador en la figura del canciller Juan Ramón De la Fuente Ramírez, pero justo cuando México está buscando acomodarse a la fase Trump 2.0 del Tratado de Comercio Libre que se está desmoronando porque la Casa Blanca ha preferido regresar a los acuerdos comerciales bilaterales, y en el caso del T-MEC ya negoció un acuerdo especial con Canadá y hasta ahora se ha negado a iniciar negociaciones de comercio exterior con México, pero le ha estado aplicando impuestos y aranceles que han roto con los criterios de equidad existentes en el actual acuerdo trilateral.
El foro de los BRICS se ha definido como organismo de confrontación con Estados Unidos, con la destacada presencia en este bloque de China y Rusia e Irán y estarían definiendo el rumbo anti EU estadounidense de la economía internacional, planteando, aunque no se quiera, el conflicto de muchos de los miembros del BRIC que simultáneamente buscan un foro articulado a los intereses de China y Rusia como adversarios antiestadounidenses, pero que están negociando o ya terminaron acuerdos comerciales con Estados Unidos.
La advertencia de la Casa Blanca contra los BRICS tiene que ver con el hecho de que entre sus Estados miembros en el primer círculo aparecen Rusia, China, Irán e India, los principales adversarios geopolíticos de la Casa Blanca, además de que incluyen tres estados asociados que causan preocupación en Washington: Bolivia, Cuba y Vietnam. Y el anfitrión de la reunión de este fin de semana fue Brasil como Estado miembro, gobernado por el líder populista Lula da Silva, con quien la presidenta mexicana ha establecido cuando menos relaciones personales muy cercanas.
La confrontación EU-BRICS tiene que ver con el nuevo orden económico mundial, o cuando menos una nueva reorganización de la actual y el modelo nacionalista y antiglobalizador de Trump para reconstruir la centralidad productiva y comercial de EU que se había desperdigado por el mundo a través de Consenso de Washington de la globalización comercial que se impuso prácticamente junto con el desmoronamiento del Muro de Berlín y el principio del fin de la Unión Soviética.
El envío a Brasil a la reunión del BRICS del canciller mexicano que presuntamente estaría llevando conversaciones con el secretario estadounidense de Estado para reencauzar los sobresaltos de las relaciones bilaterales estuvo en el ánimo del presidente Trump el domingo cuando lanzó graves y directas amenazas contra los países que se alíen, se asocian o se inscriban al BRICS, entre ellos, por ahora, estaría solamente Vietnam, país que no pudo ser aplastado por Estados Unidos en los años setenta y hoy fue investido de privilegios comerciales arancelarios que seguramente la Casa Blanca pudiera de alguna manera revertirlo por su participación directa en el BRICS.
Aunque hay indicios de que el canciller De la Fuente no llevaba instrucciones de iniciar trámites para incorporarse en algunos de los niveles al BRICS y que su presencia habría sido por una deferencia personal de la amistad de la presidenta Sheinbaum Pardo con el presidente Lula da Silva, de todos modos se registraron en Washington los datos de esas relaciones porque estar en a punto de darse a conocer aranceles que hoy están altos y afectan a la economía mexicana y que Palacio Nacional está negociando con Washington para bajarlos o desaparecerlos, pero sin tener antes un marco nuevo de relaciones bilaterales.
La amenaza de aranceles por el BRICS se introdujo esta semana como un problema más en la indefinición del marco de relaciones de México con Estados Unidos, sin que exista una decisión clara y general de un nuevo acuerdo propuesto por la presidenta Sheinbaum, pero ya con el BRICS un nuevo problema de entendimiento entre las dos naciones.
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