Indicador político
Candor de Córdova y Woldenberg y los intereses reales de Xóchitl
Ante el desdén de los partidos de oposición registrados hacia la agenda de la autodenominada sociedad civil, la también autodenominada ola rosa salió ayer domingo a plantear dos temas muy concretos de las agendas de los grupos civiles que no han podido encajar en las estructuras e intereses de las corrientes políticas prácticas.
La concentración impulsada por una facción no dominante de la coalición de Xóchitl Gálvez Ruiz desgastó su capital político decreciente con un discurso reduccionista y en modo de asamblea universitaria del exconsejero presidente del INE, Lorenzo Córdova Vianello, parar defender la estructura woldenberista del organismo electoral y panista de la Suprema Corte de Justicia de la Nación ante la iniciativa presidencial de reforma de régimen que tiene que pasar por una mayoría calificada de dos terceras partes de la coalición de morena en el Congreso.
Córdova y Woldenberg quieren centralizar la propuesta política de la candidata del PRI-PAN-PRD sólo en las iniciativas que tienen que ver con el INE y la Corte, pero sin entender –bueno: al final de cuentas son intelectuales y beneficiarios subordinados del proyecto de reforma de régimen de Carlos Salinas de Gortari y del Pacto por México de Enrique Peña Nieto— que tiene que pasar antes por las elecciones legislativas y ahí los partidos ya se agandallaron las principales candidaturas plurinominales y las seguras distritales para la oligarquía que dirige cada una de las organizaciones partidistas, sin llevar al congreso a miembros de la sociedad civil de la ola rosa que siguen ganando la calle pero sin llegar al parlamento.
Lo que demostró la concentración de ayer domingo y lo que están administrando los tres dirigentes de los partidos registrados de oposición fue la disociación entre contingentes sociales no partidistas –aunque dirigidos y estimulados por figuras destripadas en sus respectivos partidos políticos– y los intereses y decisiones de las dirigencias del PRI, el PAN y el PRD.
En medio de la ola rosa y los partidos, importantes figuras sociales y políticas se quedaron en el vacío por la falta de sensibilidad y experiencia de la candidata Gálvez Ruiz para articular las diferentes corrientes opositoras y darles un sentido más o menos coincidente –no se diga unitario–. En los hechos, el domingo salió la ola rosa a defender el actual INE de Salinas-Peña Nieto-PAN y la Corte de intereses oligárquicos, sin ningún efecto político en el grupo administrador de la candidatura opositora.
Córdova y Woldenberg sólo tienen experiencia académica y burocrática, pero se han cuidado de no involucrarse con la política práctica que requiere más de cinismo que de ética. En términos prácticos y a pesar de la presencia de figuras políticas en algunos de los membretes sociales de la ola rosa, la autodenominada sociedad civil no está incluida como bloque de poder o corriente dominante en la coalición opositora donde se han impuesto sobre todo los intereses del PRI de Alejandro Moreno Cárdenas y del PAN de Marko Cortés.
La movilización social en las calles al margen de los partidos tuvo su punto culminante en noviembre de 2023 con la concentración en el Monumento a la Revolución para escuchar el discurso, más de academia que de plaza pública, de Woldenberg, quien fue el operador político de la reforma de Carlos Salinas de Gortari y Ernesto Zedillo para consolidar al IFE como una gata revolcada de la Comisión Federal Electoral de Manuel Bartlett Díaz de las elecciones presidenciales de 1988, con la figura atípica de un Consejo de notables propuesto por los presidentes de la República del PRI y del PAN y votados en el Congreso por sus partidos políticos.
La intención de Córdova y Woldenberg en su marcha-mitin-discurso de ayer domingo fue sólo la de introducir la insidia en la actual configuración del INE, cuyos actuales funcionarios están ya distantes del cacicazgo político de Córdova y Woldenberg, cuando estos dos esperaban que el INE se dedicará a bloquear el avance político-electoral de Morena. Sin embargo, los dos consejeros expresidentes no quieren reconocer que mal que bien el INE tiene ya un funcionamiento institucional con contrapesos y balances que impedirán abusos de Morena y que no trabajarán a favor de la candidatura opositora de Gálvez Ruiz.