Teléfono rojo
Morena no quiere negociar y en 2024 va por toma todo
La principal lectura estratégica que debe hacerse del fracaso de la ratificación de la fiscal capitalina Ernestina Godoy se localiza en el fortalecimiento de la instrucción presidencial para que Morena alcance la mayoría calificada de dos terceras partes de legisladores federales para tomar decisiones y modificar la Constitución sin pactos, acuerdos o entendimientos con la oposición.
El modelo de mayoría calificada para Morena se encuentra en el punto número una de la agenda de la candidata Claudia Sheinbaum Pardo, por lo que la falta de tres votos para ratificar a Godoy enfrentó el escenario de una negociación política o de una apuesta autoritaria; al negarse a un acuerdo con la oposición, fue Sheinbaum la que fijó la línea estratégica de apostar a una mayoría calificada sin ceder nada a la oposición.
Por tanto, el debate en el escenario electoral presidencial de Morena debe darse en función de la viabilidad o inviabilidad de que Morena pase de 40% de diputados a 60% y que sus aliados sumen el 7% necesario para la mayoría calificada. Hasta ahora, las principales encuestas dejan entrever un 45% de votos para Morena y 10% para la suma del PT y el Verde. Y Morena y aliados suman hoy 54.8% de diputados y 53.7% de senadores, muy abajo del 62% de la mayoría calificada.
De ahí que el fracaso en la ratificación de Godoy merezca la lectura más allá de lo personal y se ubique en el escenario de que la agenda de reformas en las estructuras políticas y administrativas de la República necesitan de mayorías calificadas legislativas en las cámaras federales, el Congreso capitalino y las legislaturas locales.
Hasta donde se tienen indicios, las intenciones de reorganización de la estructura administrativa y política del Estado son transexenales en el ánimo presidencial y se están prefigurando casi como hoja de ruta de la administración –en caso de que gane las elecciones—de Sheinbaum Pardo, entre ellas, de manera sobresaliente, la iniciativa presidencial tardía de reforma a la estructura de la Suprema Corte de Justicia de la Nación para pasar de ministros designados por el embudo presidencial a ministros electos a través del ejercicio de voto popular en las urnas.
En este contexto, el fracaso en la ratificación de Godoy como fiscal capitalina fue un dato mayor que tendría que darle un mayor estímulo político a la campaña presidencial de Sheinbaum porque hasta ahora la tendencia de votos en encuestas para partidos en el Congreso ni de lejos se acerca a la mayoría calificada de 67% de votos para iniciativas de la coalición dominante.
La estructura legislativa del país tuvo cambios en la configuración de mayoría a partir de reformas político-electorales de los presidentes Miguel de la Madrid y Carlos Salinas de Gortari, a fin de terminar con el viejo vicio autoritario del PRI que tuvo hasta 1994 la mayoría absoluta del 51% y no siempre la calificada de 67%. Peor aún, el golpazo opositor de 1997 inició el ciclo de una mayoría priista absoluta abajo del 50% y el país entró en la lógica de gobiernos divididos de negociación legislativa, derivándose de modo natural a que el priismo comenzara a aceptar la argumentación de gobiernos de coalición para alcanzar decisiones en el Congreso.
La bancada legislativa de Morena logró la mayoría absoluta de 55% para aprobar leyes regulares, pero siempre se topó como el muro de una oposición que impidió la configuración de mayorías calificadas.
El presidente López Obrador comenzó desde su campaña un discurso político de reforma de régimen –es decir, de las estructuras mismas del Estado–, pero poco hizo o pecó de exceso de confianza en las elecciones de 2021 para alcanzar la mayoría calificada, al grado de que ese descuido permitió la coalición PRI-PAN-PRD no sólo candidaturas legislativas sino la configuración de un bloque de contención a las reformas lopezobradoristas que siempre se negaron a cualquier intento de negociación política.
La intención presidencial de modificar la estructura de la Suprema Corte de Justicia de la Nación –el andamiaje legal de la República– fue producto de la desaprobación de varias iniciativas en el pleno de la Corte, algunas por entrar en contradicción con postulados de la Constitución y otras también como decisiones contrarias a la modificación de las estructuras de poder del presidencialismo.
En este amplio escenario se localiza la lectura estratégica del fracaso de Morena en la ratificación de la fiscal Godoy, pero no tanto por algún compromiso personal de la candidata Sheinbaum con la fiscal sino por el mensaje que advierte la dificultad de Morena para obtener la bancada indispensable de mayoría calificada en diputados y senadores.
Y sin esa mayoría, el proyecto de López Obrador tendrá que ser pospuesto otro sexenio.