Indicador político
Sucesión 1940 en 2024
Y 5.- Maximato, irrepetible en 2024
En el método sucesorio del viejo PRI, el modelo del tapado cumplía una función estratégica: ocultar los perfiles de los posibles sucesores para salvaguardar la fuerza política del presidente saliente, debido a que el desgaste de la competencia abierta afectaría el factor sorpresa entre los electores.
Todo presidente saliente en la época posrevolucionaria ha soñado con el maximato, pero las condiciones de funcionamiento sistémico han imposibilitado de muchas maneras el ejemplo de Plutarco Elías Calles de poner tres presidentes y mangonear gabinetes.
El nivel y profundidad de las contradicciones sistémicas del Gobierno lopezobradorista hacen imposible cualquier maximato por cuando menos cinco condiciones:
1.- La correlación de fuerzas sociales y políticas responden a momentos y circunstancias históricas que no se repiten de manera mecánica ni se gobiernan por deseos. El presidente Elías Calles dio tres pasos clave: asumió el liderazgo absoluto de los generales, eludió la reelección o extensión del mandato controlando el interinato y la nueva presidencia y creó al Partido Nacional Revolucionario.
2.- Los hechos políticos se repiten, pero en el juego dialéctico de Marx corrigiendo a Hegel: primero como tragedia y luego como farsa. Las circunstancias políticas de 2021-2024 no repiten ninguno de los perfiles de 1928-1940. En aquel entonces el régimen político-militar era absoluto y la oposición presentaba perfiles simbólicos y no alternativos, además de que no existían estructuras institucionales y constitucionales que regularan el ejercicio absolutista del poder.
3.- López Obrador no es Elías Calles ni Lázaro Cárdenas, tampoco ha realizado ningún movimiento estratégico real que pudiera advertir la reelección al estilo de Álvaro Obregón. Elías Calles encabezó un proyecto personal de poder y Cárdenas delineó un proyecto económico de Estado, pero el desarrollo de las élites políticas se convirtió en un dique a cualquier extensión porfirista del poder.
4.- La correlación de fuerzas sociales y productivas en el sistema económico es la que determina los equilibrios políticos de los gobiernos. La clave del poder absolutista de Elías Calles y Cárdenas fue producto de la existencia de una clase obrera organizada como política de masas, frente a un sector empresarial débil y dependiente del gasto público. Elías Calles se atrincheró en la junta de los generales de septiembre de 1928 y Cárdenas fundó el Partido de la Revolución Mexicana con la estructura corporativa de la clase obrera y de la clase campesina y el incipiente camino de subordinación de las clases medias de profesionistas.
5.- Elías Calles no tuvo proyecto económico y Cárdenas desarrolló el modelo de capitalismo monopolista de Estado. El modelo económico-político-de clase del presidente López Obrador carece de un andamiaje productivo y de clase, se ha dedicado a desmantelar la hegemonía de los intereses empresariales mexicanos y estadounidenses y no ha ido más allá de la búsqueda de una nueva hegemonía del Estado en economía, pero sin modificar el modelo neoliberal de mercado. Se trata, con todas las posibilidades y limitaciones, de una variante del cardenismo y pudiera caracterizarse como capitalismo neoliberal de Estado, con una base de política de masas derivada sólo de la entrega directa de beneficios a las clases populares amorfas y sin condición de clase productiva revolucionaria.
El cardenismo fue desmantelado en el corto plazo: el amparo agrario, la prohibición a militares para militar en el partido del Estado, el fin de la educación socialista, el acotamiento al dominio económico del Estado, la internacionalización de la economía que desmanteló la ideología del nacionalismo revolucionario y el regreso al Estado promotor de la actividad privada. El lopezobradorismo no ha construido un nuevo modelo de Estado popular y su deficiencia principal se localiza la inexistencia de un partido de clase y en el reclutamiento amorfo de masas sin solidificar al régimen con una clase popular y productiva dominante.
El agudizamiento de las contradicciones en las luchas sucesorias ha tenido, de manera dialéctica, efectos debilitadores de la figura presidencial transexenal.