Indicador político
Crisis en INE: dos cabezas para 2024: Córdova-Jacobo y Morena
El rostro radiante inocultable del consejero presidente Lorenzo Córdova Vianello por la reinstalación del secretario ejecutivo del Instituto Nacional Electoral fue el indicio que reveló el trasfondo del Plan B: terminar con el largo ciclo 1994-2026 de control del grupo salinista de José Woldenberg-Córdova sobre el organismo electoral.
Si se logra la anulación en el poder judicial del Plan B aprobado en el poder legislativo, el período electoral 2023-2024 estará determinado por la madre de todas las batallas electorales entre el bloque Woldenberg vía el secretario ejecutivo Edmundo Jacobo Molina que seguirá en el cargo hasta 2026 y el nuevo equilibrio en el Consejo General por la terminación de su periodo legal de Córdova, Ciro Murayama Rendón y dos consejeros más y el ingreso de cuatro nuevos consejeros impulsados por la mayoría de Morena y un nuevo consejero presidente que anulará a Jacobo o se someterá a la dictadura burocrática de Woldenberg-Córdova.
El rostro de alegría inocultable de Córdoba por tener a su izquierda al secretario Molina terminó de confirmar las percepciones de que en la reforma del INE no estaba en juego la democracia, sino el control político mayoritario del Instituto y sus facultades para frenar el avance electoral en encuestas de Morena para 2023 y 2024 a través de la aplicación de reglamentaciones que ya se pusieron en práctica como ejercicio político en 2021 durante las elecciones de gobernador de Guerrero y Michoacán, con la cancelación de la candidatura de los candidatos de Morena, aunque sin lograr ningún efecto negativo en la apabullante victoria del lopezobradorismo en esas plazas.
De quedarse Jacobo en la Secretaría Ejecutiva del INE hasta 2026, el organismo electoral estará dedicado –como lo ha demostrado en los últimos años con una ofensiva política evidente– a caracterizar a Morena y a la sucesión lopezobradorista como populista, una tarea que se echó a cuestas Córdova como consejero presidente impuesto por el presidente Peña Nieto en 2014 y pactado con el PAN, aunque ignorando por razones personales la fundamentación teórica del populismo mexicano que el politólogo comunista Arnaldo Córdova –su padre– estudió desde el punto de vista de la historia en su ensayo doctoral La ideología de la Revolución Mexicana. La formación del nuevo régimen (Ediciones ERA).
La presencia de Jacobo en la Secretaría Ejecutiva del Instituto era indispensable para impedir que el relevo de cuatro consejeros electorales y la designación de un nuevo consejero presidente –con o sin Plan B— le quitara el control del Instituto al grupo intelectual de Woldenberg-Instituto de Estudios para la Transición a la Democracia-intelectuales salinistas que fueron copando el control del organismo electoral para evitar lo que no pudieron frenar en 2018: la victoria en las urnas de López Obrador y la reforma del INE para desalinizarlo y deswoldenberizarlo con reformas integrales o con relevos inevitables de funcionarios.
Como parece inevitable que el relevo de cuatro consejeros electorales, la designación por obligación institucional de un nuevo consejero presidente, la influencia política de Morena en el Congreso y cualquiera que sea la decisión judicial para frenar el Plan B o impedir su anulación por falta de votos, los procesos electorales de votación de gobernadores en Estado de México y Coahuila serán un laboratorio para mostrar los alcances del poder político y burocrático del grupo Woldenberg-Córdova-Jacobo en el Consejo Electoral con un nuevo equilibrio interno y las decisiones para afectar a Morena y beneficiar a la coalición PRI-PAN-partido de los Chuchos-INE que emergió en noviembre y en febrero como nuevo bloque político-electoral.
La victoria coyuntural de Córdova con el regreso de Jacobo a la Secretaría Ejecutiva del INE mostrará los instrumentos de control político del Instituto para contener el avance electoral territorial de Morena, sobre todo en el laboratorio político de las elecciones mexiquenses. Aunque carece de funciones políticas, Córdova le otorgó a la Secretaría Ejecutiva del Instituto instrumentos para salirse del territorio administrativo interno del instituto y dejarlo como una especie de funcionario con facultades electorales por encima del consejero presidente que sustituya a Córdova.
En este contexto, el regreso de Jacobo a la Secretaría Ejecutiva del INE dejará el Instituto electoral un cacicazgo político-administrativo para bloquear el avance electoral de Morena.