Feria del libro de Guadalajara
En una paráfrasis de Gorbachov después del fracaso de su transición soviética –no hay reformadores felices, el proceso de sucesión presidencial mexicana para 2024 está complicándose porque no hay sucesiones tranquilas.
Con las excepciones de los dos presidentes panistas de la República que nunca pudieron modificar el método partidista de designación de candidatos presidenciales, todos los presidentes de la República del régimen revolucionario y priísta pudieron imponer a sus candidatos preferidos, pero fracasaron cuando la negociación no impidió la fractura entre las élites.
El líder senatorial de morena Ricardo Monreal Ávila se presenta como el cisne negro de una sucesión controlada por la fuerza política del presidente de la República. En 1988 Cárdenas fracturó al PRI, en 1994 Camacho quitó votos al candidato oficial y en el 2000 Roberto Madrazo Pintado empujó la victoria del PAN.
En cambio, en el 2012 el expriísta Marcelo Ebrard Casaubón compitió con López Obrador por la candidatura del PRD y dicen que se trató de una competencia muy cerrada, pero que el primero reconoció la fuerza política del tabasqueño y aceptó las derrota en encuestas internas que nadie conoció y que todos respetaron.
Hoy aparece la figura de Monreal como un factor de unidad morenista si se somete la disciplina del manejo presidencial del proceso sucesorio o como un elemento de fractura si decide competir dentro o fuera de Morena por la candidatura presidencial del partido en el poder. La revista digital Palacio Nacional 2024 de esta semana (https://indicadorpolitico.com.mx/?page_id=12227) dedica su nota principal a revisar las opciones políticas de Monreal dentro o fuera de Morena, y se complementa con la muy interesante platica del líder senatorial con periodistas el viernes de la semana pasada que el periódico El Independiente pública en la edición de hoy lunes.
El análisis de las opciones de Monreal concluye que no se trata solo de empujar una candidatura determinada, sino de arriesgar la división del partido en el pode. El PRI perdió las elecciones cuando no supo gestionar arreglos internos en las élites. En 1998, Monreal se salió del PRI porque le negaron la candidatura a gobernador de Zacatecas y compitió victorioso por el PRD. Hoy se tienen algunos indicios de que Monreal podría conjuntar acuerdos opositores para una candidatura coalicionista.
En la revista Palacio Nacional 2024, Guillermo Buendía se refiere a las seis candidaturas a gobernadores que se votarán el primer domingo de junio y señala que servirán como catalizador de la fuerza opositora. Patricia Campos registra el repunte en expectativas electorales del canciller Marcelo Ebrard por el escenario geopolítico derivado del posicionamiento mediático de la relación México-Estados Unidos.
Diego Velázquez recuerda una de las batallas políticas más interesantes de los últimos tiempos: la lucha entre Carlos Salinas de Gortari y Manuel Camacho Solís alrededor de la candidatura de Luis Donaldo Colosio y plantea la expectativa de que bases del PRI consoliden alianza con Morena o con la coalición opositora PAN-PRD. El dato importante de Velázquez señala que la tecnocracia ha logrado la hegemonía en la dirigencia intelectual del régimen como consecuencia de la revolución económico-política que de manera paradójica operaron Salinas y Camacho y de la cual Colosio fue el beneficiario.
Rodolfo Reyes reporta desde Tabasco la movilidad política del secretario de Gobernación, Adán Augusto López Hernández, quién cuenta con toda la autorización presidencial y a quien el propio presidente ha incorporado en la exclusivísima lista de precandidatos con posibilidades reales de ser el nominado de Morena. Gerardo Lozada juega con la percepción de una crónica de una muerte anunciada, la novela de García Márquez, para advertir desde ahora el fracaso priísta en la contienda presidencial del 2024, debido a problemas internos y externos, a su sometimiento a su enemigo histórico panista y a las corruptelas de su actual dirigente formal Alejandro Moreno Cárdenas. Y Carlos Angulo se refiere algunas de las cosas que tiene que hacer la oposición para luchar contra la popularidad presidencial.
El dato mayor del proceso sucesorio se localiza en el camino por sí mismo de Monreal y su decisión de competir dentro o fuera de los cauces presidenciales.
Política para dummies: La política siempre termina en un circo romano.
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