Indicador político
Crisis de la transición 1977-2000
1.- Alternancia sin reforma del Estado
El áspero debate entre el presidente López Obrador y los consejeros electorales en retirada Lorenzo Córdova Vianello y Ciro Murayama Rendón es la punta del iceberg del problema que atraviesa el país y que se puede caracterizar como una crisis en la larga e insuficiente transición política de 1977-2000.
El contenido del debate ilustra también la identificación de esa crisis: en 2000 no hubo transición estructural, sino que se pasó de un sistema cerrado de partidos a la alternancia en la presidencia de la República, sin reformar la estructura del triángulo del poder mexicano, el sistema político/régimen de gobierno/Estado constitucional.
En los últimos 46 años, la vida política de México ha tenido que lidiar con el viejo régimen en modo autopoiético –la autonomía de vida y sobrevivencia, en el enfoque orgánico de Humberto Mutarana y Francisco Varela, 1973—, pero con la complicidad de las fuerzas de la alternancia que no tuvieron capacidad de construir una nueva etapa sistémica.
La otra desviación que tuvo el modelo de cambio partidista en México fue la confusión de términos derivada del ejemplo de la transición de España a la democracia: establecer como propuesta-eje la democracia, cuando en realidad se requería de la construcción de una verdadera República que tuviera la práctica política de la democracia, es decir una República de leyes e instituciones que no ha existido en el país en el largo proceso histórico desde la fundación de la primera versión de sistema/régimen/Estado en México Tenochtitlán en 1325.
Dos referencias de coyuntura explican las insuficiencias del cambio político mexicano:
1.- El 11 de mayo de 2001, ya con Fox en la presidencia, el politólogo y canciller Jorge G. Castañeda escribió un ensayo en el periódico español El País para establecer tres criterios fundamentales que reconocían la limitación de la alternancia partidista: la correlación de fuerzas políticas del viejo régimen, la ausencia de un pacto refundacional y la inexistencia de un acuerdo político de reconciliación.
2.- En un artículo de 2007 publicado en la revista El Cotidiano de la UAM Azcapotzalco, Porfirio Muñoz Ledo, que encabezó en 2000 la comisión de reforma del Estado que le propuso a Fox la reorganización de la República, refirió el agotamiento del impulso del cambio en el 2000 y culpó a la solución tangencial reformas con decisiones progresivas, comenzando con el aspecto electoral. La iniciativa de reforma del Estado de 2007 planteó la necesidad de construir un nuevo sistema político genuinamente democrático que redefiniera el régimen y el Estado
La candidatura de Vicente Fox y su estilo rural de referirse a la política –una versión del personaje de la novela de Jerzy Kosinski Being there, donde el personaje catatónico atendía el jardín de una residencia y a la muerte de su patrón escala la política estadunidense hasta arañar la candidatura presidencial solo con referencias de lenguaje de jardinero– siempre careció de una propuesta formal transicionista y solo redujo su victoria a la crítica ranchera a la política mexicana y ejerció la presidencia a través de un pacto con el régimen del PRI.
El impulso transicionista en la campaña del 2000 estuvo en sectores localizados de la sociedad y sobre todo en la oleada intelectual que venía desde 1994 con el argumento de que el país se enfilaba a un choque de trenes entre el viejo régimen autoritario que se negaba a cambiar y las nuevas corrientes sociales que exigían distensiones democratizadoras cuando menos electorales.
Cuando Fox traicionó la bandera del cambio democrático, el país registró una fractura entre las élites gobernantes que buscaron acuerdos parciales y anticlimáticos y las corrientes sociales que exigían una estructura más republicana del poder. Zedillo propuso un acuerdo político nacional solo para que la probaran su trasponían la reforma económica con aumento de IVA, Fox abrió el camino de la reforma del Estado con Muñoz ledo y luego prefirió pactar por el PRI, Calderón propuso en 2007 una reforma del Estado que impulsó también el grupo político priísta de Manlio Fabio Beltrones, Enrique Peña Nieto firmó un Pacto por México que acomodó las reformas sistémicas y del poder solo a las necesidades de un nuevo impulso del modelo económico neoliberal y López Obrador solo perfiló la retórica de un periodo posneoliberal con solo la frase de cambio de régimen.
El debate por el INE solo ajustará el funcionamiento electoral a las élites dominantes y se dará en función de la disputa por el poder entre dos grupos, con resultados previsibles: ajustes legales con más retrocesos que avances, pero dejando de lado el tema central de la transición mexicana: la construcción de una República de leyes e instituciones.