Indicador político
Un alud de opiniones ha desatado la declaración del presidente López Obrador al afirmar que pone en el mismo nivel el cuidado de las fuerzas del Estado, con el cuidado a las bandas delincuenciales. La especie la explica como una nueva política.
Lo expresado es algo más complejo que un enfoque innovador, trastoca los cimientos fundacionales del Estado.
Es comúnmente aceptado por los estudiosos de la ciencia política que la definición de la naturaleza del Estado más precisa la expresó en su famosa conferencia: “La Política como vocación” el sociólogo alemán, Max Weber con toda claridad: “el Estado es el territorio en el cuál un grupo reclama con éxito el monopolio de la fuerza legítima”. La misma idea coincide incluso con la postura comunista de Trotsky, como afirma el mismo Weber.
Implica el uso del poder legal para obligar que no existan otros poderes externos al estado, que quieran imponer reglas distintas a las legítimas.
Por eso el medio, la utilizacion de la fuerza contra el crimen no es una acción optativa, sino un ejercicio exclusivo e irrenunciable del estado y una característica distintiva de cualquier otra función; ya que explica y justifica la existencia misma del estado y de su expresión activa como gobierno.
No es una innovación no proceder contra el crimen, peligrosamente es un anuncio de la rendición del poder legal ante la anarquía.
Los derechos humanos son un conjunto de derechos que técnicamente se conocen como de tercera generación; les preceden los derechos individuales y sociales de primera y segunda generación respectivamente. Son complementarios no excluyentes.
Ojalá la reflexión ayude a los gobernantes y a los ciudadanos a reordenar en su fuero interno, el sistema de prioridades que fortalezcan las reglas de un bienestar integral, que necesariamente pasa por el respeto a las leyes que nos mantienen en un propósito común de convivencia.