Indicador político
Raúl Vázquez Osorio, un mexicano comprometido
Para Raúl Vázquez Osorio era posible construir un México en el cual los ciudadanos fueran el centro de la democracia, al margen de los intereses de los partidos y que estos pudieran incluso dirimir sus diferencias para trabajar en favor de los mexicanos y no de sus intereses particulares.
Por décadas, trabajó arduamente por una mayor participación de los ciudadanos en la búsqueda del bien común, sin la necesidad de pertenecer a un partido. Fundó organizaciones que son referentes para entender la nueva manera de ver la política.
Raúl ya no está entre quienes lo amaban y lo estimaban, falleció hace casi una semana, pero su legado permea entre miles de mexicanos que saben que para tener un mejor México es necesario que se involucren en la vida pública del país y propongan soluciones a los principales problemas nacionales.
Si algo pudiera definir a Raúl Vázquez Osorio sería el de sostener de manera definitiva que, en los ciudadanos, y no en los políticos, radica el poder de la democracia.
El politólogo, egresado de la Universidad Nacional Autónoma de México, fue un agudo analista de la política, del sindicalismo y de la vida laboral del país, desde dependencias del Gobierno Federal, pero también desde organismos cúpula de la iniciativa privada y de las agrupaciones civiles que fundó o que ayudó a crear.
Al momento de su partida terrenal, a los 67 años de edad, Raúl era presidente de Coordinadora Ciudadana, Asociación Política Nacional y Coordinador de Ciudadanos por México, red de organizaciones ciudadanas trabajando para construir una cultura democrática, legal y libre en México y Latinoamérica y socio fundador de Misión Rescate México.
Raúl estudió en la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la UNAM, la licenciatura de Ciencia Política, y siempre mostró interés por la vida pública del país.
En 1976 tuvo una etapa breve como reportero en El Heraldo de México y en 1977 fue analista del Centro de Estudios Sociales (CES) del Consejo Coordinador Empresarial (CCE). En 1981 fundó el Departamento de Estudios Sindicales de la Confederación Patronal de la República Mexicana (Coparmex), con la presidencia de Bernardo Ardavín Migoni, y para 1989 fue nombrado director del CES del CCE.
En esa época, a Raúl le tocó ser parte de la estrategia del sector privado para enfrentar la crisis económica, social y política, provocada por la estatización de la banca decretada por el entonces presidente José López Portillo y, posteriormente, en las acciones de los empresarios para participar en la larga recuperación del país, mediante los programas de choque aplicados en el sexenio de Miguel de la Madrid.
En la década de los ochentas, los vientos de cambio se movían en Europa y con la llegada de Mijail Gorbachov a la secretaría general del Partido Comunista de la Unión Soviética, en 1985, se empezó a desmoronar la URSS. Poco antes, en 1983, Lech Walesa, fundador del Sindicato Solidaridad, primer sindicato libre en el viejo continente, ganó el premio nobel.
En México, el sector privado creó el Centro Cívico de Solidaridad, en el cual Raúl tuvo una aportación importante y viajó a Polonia para conocer los alcances que el Sindicato Solidaridad tenía en la creación de una sociedad en la cual los ciudadanos no dependieran de los gobiernos para definir su destino. De su estancia en Polonia, Raúl fue quien trajo por primera vez a México una imagen de Jesús de la Divina Misericordia, que era una de las preferidas del líder Walesa.
La palabra “solidaridad” tenía sabor a libertad en todo el mundo. En México, para 1988 el concepto fue perfectamente captado y aprovechado políticamente por el entonces presidente Carlos Salinas de Gortari, al grado de que llamó “Solidaridad” a uno de sus principales programas sociales, en el cual el gobierno aportaba recursos económicos y las comunidades mano de obra para la realización de proyectos públicos.
Raúl tuvo una buena relación con Carlos Abascal Carranza, presidente de la Coparmex, y de esa afinidad, se convirtió en su brazo derecho y secretario particular cuando Abascal fue nombrado como secretario del Trabajo y Previsión Social en el año 2000, al arrancar la administración de Vicente Fox y, posteriormente, cuando ocupó la Secretaría de Gobernación en 2005.
En la Secretaría del Trabajo, Raúl colaboró en la definición de una estrategia que permitiera reducir los conflictos entre sindicatos y empresas, bajo la premisa de que capital y trabajo son dos partes que pueden mantener una relación armónica, sin enfrentamientos, por el bien del país.
Desde su dirigencia en la Coparmex, Abascal pudo coordinar esfuerzos con la Confederación de Trabajadores de México (CTM), para que el país caminara hacia una nueva cultura laboral, de unidad y no de “lucha de clases” y esa estrategia pudo definirla de mejor manera al frente de la Secretaría del Trabajo.
En la Secretaría de Gobernación, Raúl apoyó a Abascal en la solución de numerosos problemas políticos que cotidianamente enfrenta quien ocupa esa cartera, pero de manera especial la crisis que se originó por el fuerte cuestionamiento que hizo en 2006 el entonces candidato Andrés Manuel López Obrador, sobre los resultados electorales que dieron el triunfo a Felipe Calderón.
Entre 2007 y 2009, Raúl fue designado como Coordinador General de Consejos de Cuenca en la Comisión Nacional del Agua (Conagua), bajo la dirección de José Luis Luege Tamargo. Entre 2009 y 2010 fue asesor político del procurador general de la República, Arturo Chávez Chávez.
Posteriormente, fue asesor de los presidentes de la Coparmex, Juan Pablo Castañón y Gustavo de Hoyos y fundó el Consejo para el Desarrollo y Fomento del Pequeño Comercio y la Empresa Familiar, y del Instituto de Política Laboral. También fue consejero de diversas empresas privadas y de organizaciones sindicales, como la CTM.
Raúl Vázquez Osorio, un mexicano brillante y comprometido que creía en la participación y el poder de los ciudadanos para cambiar a un país tan agraviado como el nuestro. Le sobreviven su esposa Margarita, sus hijos: Bernardo, Santiago, Mayela, Margarita, Raúl e Isabel, su nieto Santiago, y sus hermanos Jesús, Martha y Rosa Elena.