Teléfono rojo
Fuentes bien informadas le han comentado a este espacio
que el nombre del nuevo rector, o rectora, de la UNAM se
dará a conocer, muy probablemente, antes del próximo
viernes.
Esta decisión de importancia fundamental se ha visto
enrarecida por la errática decisión del rector Enrique Graue
de ordenar la revisión simultánea de las tesis de Xóchitl
Gálvez y ¡Claudia Sheinbaum¡, cuando la segura candidata
presidencial de MORENA,¡JAMÁS PIDIÓ LA REVISIÓN
MENCIONADA, simplemente porque no existía motivo para
ello.
Ayer estalló otro paro en la preparatoria 5 de la UNAM,
sumando con ello a más de 120 mil alumnos en paro
actualmente.
La historia reciente de las sucesiones universitarias indica
que cuando hay un claro favorito para ocupar la Rectoría, el
mismo día que se instala la sesión de discusión de la Junta
de Gobierno, se manifiestan los votos necesarios, hay humo
blanco y se anuncia el nombre del nuevo rector. En la
liturgia universitaria no hay lugar ni tiempo para fintas ni
para el envío de señales crípticas. Se reúnen los votos y las
decisiones se hacen públicas.
Así, el retraso en el anuncio del nuevo rector obliga a inferir
que, de la misma forma que ocurrió hace ocho años, esta
vez el favorito para suceder a Graue no reunió los 10 votos
necesarios para integrar la mayoría calificada y eso ha
hecho inevitables nuevas rondas de votación.
La misma historia de las sucesiones indica que cuando el
favorito no resulta electo en la primera votación, pierde su
condición de puntero en la carrera y hasta desaparece del
panorama, pues en las rondas sucesivas inevitablemente
van disminuyendo los votos a su favor.
Hace apenas ocho año, Sergio Alcocer, quien se asumía
como el sucesor de José Narro porque tenía la bendición de
Enrique Peña, logró ocho votos en la primera ronda, pero
como no eran suficientes para convertirlo en rector, en las
rondas sucesivas sólo fue perdiendo gas hasta quedar con
un solo voto en la quinta, de la que emergió Graue como el
tercer médico rector en fila.
Así, a pesar del juego de las cargadas al que de última hora
se sumó todo el equipo de Néstor Martínez en
Comunicación Social de la UNAM, que repentinamente
abjuró de su falsa vocación feminista, la decisión sobre la
Rectoría está entrampada porque los votos están divididos,
difícilmente se puede hablar ya de favoritos y, según
parece, el asunto se puede llevar todavía más días.
El rector está abrumado por una problemática que en gran
medida él mismo ha creado.
La historia de las sucesiones en la rectoría enseña que tiene
reglas no escritas.