FGE investiga privación de la libertad de policía municipal de Culiacán
CULIACÁN, Sin., 11 de junio de 2024.- De acuerdo a datos oficiales de la Comisión Estatal de Búsqueda de Personas de Sinaloa, cada ocho horas se registra un caso de desaparición, señaló el investigador Carlos Ayala Barrón.
Aseguró que esta situación que afecta a cientos de familias sinaloenses es lamentable y que en los últimos años ha ido en aumento.
“Tal parece que es parte de una política de administración de la vida y de la muerte para un tanto normalizar dicha problemática social.
Indicó que el estado ha sido tradicionalmente afectado por los asesinatos, pero que la desaparición de personas ha ido al alza.
“Es como si esto fuera una política de administración de la muerte, la necropolítica que dicen los intelectuales sociales, en un contubernio de impunidad entre el Estado y el propio crimen organizado, porque cómo te explicas que haya bajado la ola de asesinatos, pero se ha incrementado la ola de desapariciones”.
Ayala Barrón manifestó que se vive en una sociedad altamente angustiada pero normalizada porque los asesinatos, los feminicidios, las desapariciones que antes generaban un alto impacto social, han ido moldeando el carácter y emotividad de la población al grado en que ya no se escandaliza por sucesos de violencia extrema.
En sociedades altamente violentizadas como en la que vivimos, explicó el investigador, suele pasar así, normalizas en extremo también porque, igual yo siempre he dicho que una sociedad no puede vivir con la angustia a cuestas todos los días, tienes que normalizar esto y la normalización te sirve como un caparazón que te protege la existencia.
Señaló que el 99 por ciento de las desapariciones quedan en impunidad y que no existen estrategias de políticas públicas que atienda esta situación y aunque se han creado las comisiones estatales de búsqueda y organismos específicos para esto, no ha habido ni una política de atención certera a las víctimas directas de desaparición, de desplazamientos, de homicidios, de feminicidios, y mucho menos, una atención a víctimas indirectas.