Indicador político
Por Bryan LeBarón
Esta semana tuvimos dos imágenes impactantes que nos dicen mucho de la situación que
atraviesa el país. Estas imágenes representan las patas de la mesa que sostiene la
impunidad, la cual ha llegado a extremos más que peligrosos.
Hablamos de lo que sucedió en Chiapas, donde pobladores de la localidad de San Gregorio
Chamic, municipio de Frontera Comalapa, aplaudieron y gritaban gustosos a un convoy de
camionetas con personas armadas, presuntamente pertenecientes al Cártel de Sinaloa. En
su paso fueron liberando los tramos carreteros en la región fronteriza de La Trinitaria-
Comitán y Trinitaria -Chamic, que estuvieron bloqueadas por varios días.
Estos bloqueos eran parte de una insostenible violencia que vivía la región, los pobladores
estaban sometidos, al parecer por el grupo de criminales del Cártel Jalisco Nueva
Generación, quienes habían provocado desplazamientos forzados de pueblos enteros,
todo por un control fronterizo. Ante este hecho, Guatemala ha enviado sus fuerzas del
orden a la frontera, quizá adelantándose a una posible guerra.
Aquí lo que peligros es que los pobladores los recibieron con aplausos, como se reciben a
los héroes que podrían hacer frente a los criminales que hoy los someten. Cuando les
aplaudían, era a la esperanza que venía en caravana, y habla de un mortal cansancio de
que no pasara nada. Lo que no alcanzan a vislumbrar, tal vez por la urgencia de aliviar un
poco su situación de forma rápida, es que esto podría sólo representar un cambio de
verdugo.
Ante esto, en una muy desafortunada declaración, el presidente señaló que los
delincuentes son “muy buenos para la propaganda” porque pusieron a gente
recibiéndolos, “sí pueden ser bases de apoyo, que hay en algunas partes del país, porque
les entregan despensas o por miedo, porque los amenazan, pero no es un asunto general,
es un asunto muy limitado a una región y ya se está atendiendo, ya está la Guardia
Nacional”
En su mundo no existe la opción de que los recibían porque para ellos significaba una
posibilidad de cuidar su vida; y por tanto en este mundo no existe tampoco la segunda
imagen de la que hablaremos.
El martes pasado, una gran caravana tomó la avenida Reforma en la Ciudad de México, su
reclamo era de justicia para los muchachos desaparecidos de Ayotzinapa, es que a 9 años
no hay claridad en lo que realmente sucedió, y el presidente Andrés Manuel López
Obrador, decía en su eterna campaña, tener el diagnóstico y también las soluciones. Un
día antes se había reunido con abogados y familiares, y claramente se ve que no quedaron
satisfechos.
Fueron dos caravanas totalmente opuestas, pero en el fondo se puede notar que existe
una gran ausencia del estado. Ambas muestran una realidad aterradora, quienes siguen
imponiendo su ley son los criminales, y por más cansancio que haya, nadie está dispuesto
a dejar de caminar.