Indicador político
Más que MC, Dante Delgado se sacaría la lotería si Marcelo Ebrard fuera su candidato presidencial. No ganaría, pero es un candidato creíble que le permitiría una votación razonable siempre y cuando el conjunto del partido se unificara y Marcelo hiciera campaña como opositor. Difícil que suceda, particularmente para los de Jalisco quienes, de ir solos quedan muy expuestos electoralmente. Si en unos meses Xóchitl Gálvez continúa creciendo, la opción natural para ellos será buscar la postulación del FAM y, de esta manera, retener la gubernatura y alcaldías. Para ellos es fundamental que MC se sume al Frente. Si se postulan dos candidatos del mismo grupo, la elección se fragmentaría y gana la minoría mayor, esto es, Morena.
Para Marcelo no es buen negocio ser peón de batalla de Dante. Nada hay por ganar que no sea estar en la boleta. Su ambición es su propia trampa. Las posibilidades de ser candidato comparsa es muy elevada ya que requiere del aval de López Obrador y de Claudia Sheinbaum a efecto de blindarlo de represalias. El problema es que para ser un candidato opositor creíble tiene que enfrentarlos. La estrategia de Dante de combatir más a la oposición que al gobernante es la misma de antaño del PPS y del PARM, antes que transitaran al Frente Democrático Nacional con Cuauhtémoc Cárdenas.
Es muy difícil que quienes apoyaron a Marcelo le acompañen a una aventura condenada al desastre; Dante puede ofrecerle la dirección del partido una vez que concluya la elección, pero requeriría que el ofrecimiento contara con el consenso en MC, situación imposible como muestra la postura del coordinador de los senadores, Clemente Castañeda. Además, una derrota electoral da para desdecirse de todo. El tema es que los seguidores de Marcelo tienen mejores posibilidades de continuidad y sobrevivencia política en Morena. Es de esperarse que Claudia busque desfondarlo y, con un poco de pragmatismo, lo dejaría sin apoyo.
Se equivocan quienes creen que Ebrard actuó concertadamente con López Obrador para migrar a MC. El rompimiento parte de una serie de premisas falsas: su futuro imposible en Morena, su capacidad para disputar a Claudia la presidencia desde MC y la fragilidad de Xóchitl. Ganarle a una y superar a la otra es una pretensión poco realista, porque requeriría de credibilidad en el electorado opositor, que sólo se logra confrontándose con López Obrador y su candidata, lujo que no puede darse por el temor a la embestida judicial de la FGR y la Fiscalía de la Ciudad de México.
El uso político de la justicia penal es el signo de nuestros tiempos, particularmente en la contienda presidencial. López Obrador fue víctima y gracias a la presión ciudadana pudo enfrentarla con éxito. Él y Claudia la han utilizado, aunque han sido rigurosamente selectivos. Peña Nieto se sirvió de ella sin suerte ni pudor alguno contra Ricardo Anaya para buscar su retiro de la contienda. Xóchitl ha sido víctima con la pretensión de descalificarla. Marcelo debe verse en el espejo de Damocles, el obsequioso cortesano públicamente sometido por el tirano. La represalia llegaría a los suyos, a sus excolaboradores por la línea 12 del Metro y a su hermano, asunto ya denunciado por el mismo excanciller.
En ese sentido Dante y Marcelo estarían en la misma línea. Servir a López Obrador dividiendo a la oposición. El problema es que la credibilidad opositora necesariamente requiere del enfrentamiento con el gobierno, el presidente y su candidata. Difícil que aguanten y como tal, el proyecto derivaría en una oposición de la oposición, un rasgo más de regreso al régimen del presidencialismo autoritario.
Para Luis Donaldo Colosio un reto mayor que el partido al que ha servido haga candidato a quien fue actor relevante en la campaña contra la campaña de su padre y que derivó en tragedia. Cuando la senadora Claudia Ruiz Massieu buscó transitar hacia MC enfrentó el rechazo tajante de Luis Donaldo y eso que nada tuvo que ver con lo acontecido en 1994. ¿Actuaría de manera consecuente respecto a Marcelo? Él se debe a sí mismo y, sin duda, al legado de su padre. Dante puede desentenderse de tales menesteres a partir de sus necesidades políticas, no él. La candidatura de Marcelo Ebrard por MC le obligaría a definirse.