Los límites de la complacencia
Los 50 mil votos de la Plaza de Toros
Se preocupan por los toros y nadie dice nada en defensa de los toreros que se juegan la vida en el ruedo.
El maltrato animal no es exclusivo de los toros. En estricto rigor, con apego a la definición que existe en el diccionario de la Real Academia Española, sería víctima no solo el toro de lidia, sino los animales en general que pierden la vida para consumo humano o por otras razones.
¿Qué no han visto como se retuercen o brincan los peces cuando son sacados del mar y depositados sobre la cubierta de la embarcación o cuando su boca es enganchada por un anzuelo?
Hasta una mosca, insecto o cucaracha serían víctimas de mal trato cuando se les quita la vida. Igual las aves, los pollos, las gallinas, las vacas, los corderos, los borregos, los cerdos, los patos, los gansos, osos, cocodrilos, tortugas, visones, etcétera.
Toda agresión contra cualquier animal es maltrato.
Miren la definición que da el diccionario de la Real Academia Española al término “maltratar”:
1.Tratar con crueldad, dureza y desconsideración a una persona o a un animal, o no darle los cuidados que necesita.
2. Tratar algo en forma brusca, descuidada o desconsiderada. Maltratar un coche, un libro, un pantalón.
En consecuencia, matar animales, de la especie que sean, va más allá del maltrato.
No se trata de poner en entredicho la lucha de las sociedades protectoras de animales en el mundo.
Lo que no se vale es el manejo político que en ocasiones partidos o grupos le dan a esta bandera.
En el caso de las corridas de toros, salta a la vista el interés político, la ambición de quienes buscan su cancelación como un trofeo para tratar de ganar seguidores y votos ante las próximas elecciones.
Les importa un comino si la cancelación de esta actividad deja sin trabajo a miles de personas.
Tampoco les preocupa el riesgo que corren los toreros en el ruedo y que a más de uno le ha costado la vida.
En nuestro país es indiscutible que la tauromaquia está enraizada. Los aficionados entienden que no es un deporte, sino un arte, admirado por artistas, escritores, pintores, escultores, cantantes, académicos, intelectuales, científicos y población en general.
No es matar por matar al toro, hay todo un ritual, una costumbre que nació en España en el siglo XII.
Los toros son bien alimentados y entrenados para las faenas en la plaza, con una fortaleza capaz de deshacerse del torero. No es un animal que entre al ruedo indefenso.
Si su bravura lo encumbra por la forma de embestir y seguir la muleta del torero, es indultado y destinado a la procreación.
Volvemos al diccionario de la Real Academia para ver el significado que le da a la “tauromaquia”:
1.Arte de lidiar toros.
2.Obra o libro que trata de la tauromaquia.
¿Y qué es lidiar un toro?
1.-Burlar al toro esquivando sus acometidas según las reglas de la tauromaquia hasta darle muerte.
Hubo lleno en la reapertura de la Plaza de Toros México, 50 mil personas con boleto pagado. Ningún acarreado. Gente de todas las clases económicas. Boletos desde 60 pesos. Aficionados que acudieron a la cita a sabiendas de los obstáculos jurídicos, legislativos y protestas (un centenar aproximadamente) de quienes dicen estar en contra del maltrato de animales.
50 mil personas que no van a renunciar a su afición y que no van a dudar en votar en contra de quien contribuya a poner fin a las corridas de toros.