Libros de ayer y hoy
¡EL INE SE SUMA A LA CENSURA A CRITICOS!
Aquí lo dije desde el arranque del gobierno de López Obrador.
Dije que uno de los objetivos estratégicos del presidente era la captura
del INE, como condición para imponer su Maximato en la elección del 2024.
También dije que, de la misma forma que atrapó a la CNDH hasta
dejarla inservible, el señor López atraparía al INE, para dejarlo obsoleto frente
al proceso de calificación de la elección presidencial.
Hoy queda claro que, en efecto, tanto el INE, como la CNDH –entre
otras instituciones del Estado mexicano–, no solo han sido capturadas por el
propio presidente, sino que se han sumado a los instrumentos oficiales para
perseguir y censurar a los críticos del dictador de Palacio.
Y es que los ciudadanos no sólo hemos perdido al Instituto Nacional
Electoral, sino que el llamado “árbitro electoral” se ha convertido en uno más
de los brazos represores y censores de los críticos del gobierno mexicano.
Y el mejor ejemplo lo denunció el periodista Joaquín López-Dóriga, el
pasado lunes 29 de enero del 2023, en su informativo de Radio Formula, al
revelar que el INE le hizo llegar un citatorio para que informara sobre una
supuesta denuncia de que él y/o la frecuencia radial, habrían cobrado por una
entrevista a la candidata opositora Xóchitl Gálvez.
Sí, así como lo escuchan; ante la menor ocurrencia de quién sabe quién
y sin ofrecer prueba alguna, el INE se convierte en censor del trabajo
periodístico y, en los hechos, asume el papel del “Santo Oficio”, lo que
confirma que los ciudadanos hemos perdido al Instituto y que ha sido atrapado
por los intereses de Palacio.
Y es que hoy, entre las tareas del INE, ya no está vigilar la legalidad de
las elecciones, del financiamiento de los candidatos a puestos de elección
popular, sus gastos y el desempeño legal de los partidos políticos.
No, el INE se ha convertido en vigilante oficial y oficioso de medios,
para censurar, perseguir, amedrentar y sancionar a quienes hacen periodismo a
través de los distintos géneros y mediante las diversas empresas mediáticas.
Así lo denunció López-Doriga: “Me notificaron el viernes a las 2:30 de
la tarde para presentarme el sábado…”, señaló el periodista quien, en seguida
dio lectura en tono sarcástico a los absurdos incisos contenidos en la
notificación oficial del INE.
Absurdos como exigir que demostrara que él es el periodista requerido;
documentar la existencia del noticiero que encabeza, presentar las facturas de
cobro por la entrevista o probar que no cobro, entre otras tonterías.
Por eso, Joaquín explicó que no acudiría al citatorio, ya que “yo no
tengo que probar nada, tiene que probar el que acusa. Voy a ingorar
totalmente este requerimiento. No voy a estar ocupando mi vida profesional
para contestar tonterías”, dijo tajante frente a las cámaras de Tele-Fórmula,
antes de romper los documentos y depositarlos en la basura.
Pero tampoco se trata del primer caso en donde el INE se convierte en
un verdadero censor. Aquí denuncie que a finales del 2022, el propio INE
buscó a Ricardo Alemán en distintos domicilios, para entregar un un citatorio
similar, en donde el Instituto especulaba que el ejercicio del género
periodístico de crítica, violentaba quién sabe qué derechos de quién sabe qué
políticos criticados en este espacio.
Y es que en el INE ignoran los principios escenciales de los géneros
periodísticos de noticia, entrevista, crítica, crónica y ensayo.
Pero tampoco entienden que la libertad de expresión y el derecho a la
información, no solo son derechos fundamentlaes de cada ciudadano, sino que
significan el reconocimiento y garantía de una institución política
fundamental, que es la opinión pública libre, indisolublemente ligada con el
pluralismo político que, al mismo tiempo, es un valor fundamental y un
requisito del Estado democrático.
De esa manera, cuando el INE retoma el papel de la “Santa
Inquisición”, confirma que fue atrapado por el poder presidencial, que está al
servicio de Palacio, que no es el instrumento que define la Constitución para
garantizar elecciones confiables y, en suma, que toda su estructura se ha
convertido es otro palero al servicio de López y de su candidata presidencial.
En pocas palabras, queda claro que los ciudadanos perdimos al INE y
que el presidente convirtió al otrara reputado “árbitro electoral”, en vulgar
perseguidor de los periodistas críticos de su gobierno.
Y por eso volvemos a preguntar: ¿Alguien sensato cree que la elección
de junio del 2024 será legal, legítima, confiable, equitativa y el resultado sería
legítimo y creíble?
No, lo cierto es que desde Palacio preparan todo para robarse la
elección; para imponer una elección de Estado.
Al tiempo.