Los límites de la complacencia
El tema de la corrupción en el Mundo exige que las decisiones en
torno a las políticas públicas, estén basadas en evidencia, y en la
Ley. Por supuesto apoyando a las instituciones de fiscalización
superior, para que su trabajo sea comprendido y respetado, en
todos los espacios. Este tema, es un asunto global, lo cual permite
que las estrategias se discutan en espacios de cooperación entre las
naciones. En este contexto, la 10ª Conferencia de Estados Parte
(COSP) de la Convención de las Naciones Unidas contra la
Corrupción (UNCAC), es uno de los mecanismos multilaterales más
importantes para el combate a la corrupción, que se realizó la
primera mitad de diciembre de 2023 en Atlanta, Georgia. Ahí se
trabajó y se debatió el tema, hasta tomar acuerdos que revitalizan
el compromiso de los Estados nacionales para combatir la
corrupción. .
Esta décima edición de la Conferencia ha sido relevante en la
coyuntura actual: en la evaluación del avance de cumplimiento de
los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) fijados en la Agenda
2030 de las Naciones Unidas, el combate a la corrupción es
considerado una tarea inherente para contar con mejores
previsiones de desarrollo. Por ello, la Conferencia de la UNCAC
funge como un espacio idóneo en la compleja tarea de contar con
instituciones sólidas y buenos gobiernos. Si la corrupción es
controlada eficazmente, la probabilidad de éxito en la consecución
de los ODS crece exponencialmente.
El consenso entre los Estados Parte de la UNCAC ha sido que la
corrupción es un problema global. Esta premisa hace plausible
afirmar que, para resolverlo, se requiere la cooperación
internacional y el multilateralismo. En adición, en el debate general
de la COSP10 se vinculó al problema de la corrupción con otros
delitos de carácter global como el lavado de dinero y la
delincuencia organizada. Por tanto, las tareas de combate a la
corrupción deben avanzar en una agenda común en el mundo,
centradas –sobre todo– en la generación de capacidades
institucionales suficientes para hacer frente a un problema que
rebasa los límites territoriales y soberanos de los países. En pocas
palabras, si la criminalidad es transnacional, su combate también
debe serlo.
El acuerdo entre gobiernos soberanos es indispensable para
materializar acciones colaborativas. Ahí, la Conferencia ha sido
exitosa. Fue aprobada la Declaración de Atlanta para la
“promoción de la integridad, la rendición de cuentas y la
transparencia en la lucha contra la corrupción”. Dicha declaración
es un posicionamiento de los Estados parte de la UNCAC en favor
de principios y valores democráticos compartidos, además se pone
de manifiesto la voluntad política de colaborar, cooperar y entablar
relaciones institucionales ante un problema global.
Esta perspectiva global de la corrupción ha estado presente en la
agenda pública, cuanto menos los últimos veinte años. Empero, la
reunión en Atlanta ha avanzado en una dirección positiva: la
definición técnica de cómo abordar la relación transversal entre los
delitos de corrupción, lavado de dinero y delincuencia organizada.
En esa tarea, las aportaciones de la OLACEFS fueron relevantes en
la resolución adoptada con el nombre de “Abordando los vínculos
entre la corrupción y la delincuencia organizada”, en el ámbito de
la fiscalización superior. La aprobación de dicha resolución, junto
con la Declaración de Atlanta, revitaliza la agenda anticorrupción y
su importancia para lograr los ODS.
En la OLACEFS con las auditorías coordinadas, trabajamos en ese
sentido. La mejor defensa de las entidades de fiscalización superior,
es lograr que se reduzca la corrupción, principalmente con un
enfoque preventivo y con firmeza, se observen las irregularidades
cuando existan y se castigue la corrupción.
Asimismo la cooperación internacional, es fundamental y necesaria.