Los magos y la gasolina
En un viernes de intensidad política se combinaron varios eventos poco comunes incluso insólitos históricamente, como el desafuero del que fuera presidente municipal de Culiacán Jesús Estrada Ferreiro, determinado por unanimidad por el Congreso de Sinaloa.
Otros sucesos fueron la huida de Estrada Ferreiro saliendo del país vía el paso express de Tijuana a San Isidro a media mañana, al descender de un vuelo procedente del aeropuerto de Culiacán; y por supuesto, con la mirada hacia el futuro, la propuesta para sustituirlo del profesional en desarrollo urbano y hasta hoy por la mañana, delegado de Programas Federales, el arquitecto Juan de Dios Gámez.
Estrada Ferreiro salió porque su carácter rijoso lo empujó a determinaciones en las que reveló no un razonamiento estructurado de sus argumentaciones, sino un atropellado y obstinado interés por protagonizar una riña en la que se percibía, un interés desorbitado por asegurarse una participación por la candidatura al senado por su partido Morena en el 2024. Futurismo embozado.
El hoy exalcalde, no supo o no quiso detallar y clarificar con todo el espectro político incluyendo a los miembros del gobierno estatal, a los dirigentes de su partido y sobre todo, a los ciudadanos a quienes nunca explicó suficientemente sus cavilaciones, sobre sus negativas al pago de las viudas de los policías o a beneficiar a los pensionados con la exención de la cuota del agua. Creía que una estricta interpretación particular del derecho, le dotaba de poder para ignorar las demandas que su cerrazón hizo acrecentar.
No faltaron, como dijo, los que veían en Estrada un obstáculo para sus pretensiones en lo mismo que le preocupaba, se supone la senaduría, en ello dijo, estaban el líder de la mayoría morenista Feliciano Castro y también mencionó a Enrique Insunza, el secretario de gobierno. Si era cierto o no, y si eran fantasmas en su mente, los invocó engrosando las filas de sus malquerientes, entre ellos comunicadores a quienes trataba con desprecio. Y sin dejar de pensar como abogado astuto, creo que es un caso de alguien que tejió la cuerda con la que se iba a ahorcar.
Clamó Estrada en su caída auto anunciada, su cercanía con López Obrador, y un interés según decía por arreglarse, con la condicionante de no cambiar un ápice de sus determinaciones. No quiso negociar, punto. En parte traía un interés por resolver problemas de la ciudad y meter al orden a muchos, -una obligación inherente que otros diferían- solo que Estrada empezaba con la mano pesada primero, sin el soporte de un llamamiento previo que cubriera el requisito de ser comedido.
Y después de tejer con astucia pidiendo la protección de sus derechos políticos en la sala regional del Tribunal Federal Electoral sede en Guadalajara, Estrada Ferreiro, sorpresivamente sale del país y evade estar presente en el juicio político. Deja sus alegatos en el aire y muestra que no podía confiarse de lo que él o sus colaboradores pudieran haber hecho en el pasado, cuando despachaba al frente de la comuna culiacanense. Lo debe haber medido y si tenía alguna duda, mejor salió por peteneras.
Nadie vio su escape. Se volvió invisible. Cosas veredes mio Cid, le decía Minaya al Campeador.
Llega a las riendas de Culiacán por determinación del Congreso, eso se anunció, una persona fuera de la disputa en el Congreso o en el Cabildo, un funcionario identificado con el Gobernador Rocha Moya, entrenado en la tramitación de los recursos federales que le hacen mucha falta a Culiacán. Ojalá siga con la intención de ordenar a los ciudadanos de Culiacán, pero primero con tacto, y luego de inmediato por medio de la sanción, ese es el camino. Pero sobre todo, sin el protagonismo soberbio, que derrumbó a su antecesor. En la vacante que deja Gámez, se oye regresa la talentosa Ruth Díaz Gurría.
Quedaron en el camino la propuesta del líder de los diputados morenistas, Graciela Domínguez secretaria de Educación, otra prematura candidata al Senado; y por supuesto la síndica procuradora María del Rosario Valdez, que amalgamaba los intereses de Héctor Melesio Cuén y de Jesús Estrada Ferreiro, quien fue la protagonista utilizada en el episodio del albazo cabildoso del retorcido de Estrada Ferreiro. Lástima por muchos que ya se hacían cobrando en el ayuntamiento.