Indicador político
La reconocida analista política Denise Dresser dio un tremendo resbalón cuando en su colaboración de el pasado lunes “recomendó” al presidente López Obrador que ya cancelara las conferencias mañaneras.
Escribió Denise:
Como ciudadana, tengo derecho a exigir que
López Obrador se coloque las mismas mordazas
democráticas que impuso a sus predecesores.
“Mala mañanera
Sólo los seducidos por el Autoritarismo creen que la Mañanera de López Obrador es un espacio donde se rinden cuentas.
Sólo los promotores incondicionales de San Andrés están dispuestos a traicionar cualquier convicción democrática para justificar lo que se ha convertido en un abuso de poder.
En la mañanera no se informa, se adoctrina. En la mañanera no se ofrecen datos verificables, se promueven “otros datos” inverificables. En la mañanera se promueve la polarización, disfrazada de “libertad de expresión”. Ahí no hay diálogos circulares, sino difamaciones presidenciales. Ahí no se desmiente el “fakenews”, se crea “fakenews”.
¡Qué ingenuidad de ternurita!
Y de inmediato, el mismo lunes, Julio Astillero, uno de los apoyadores profesionales más inteligentes que tiene AMLO, realizó, con más lógica y sentido político que la señora Dresser, una “justificación” del origen y el destino de las “Mañaneras”:
“LA MAÑANERA ES un acto de legítima defensa política y mediática de un Presidente de la República que renunció a utilizar los servicios comerciales y la consecuente gestión política de una prensa convencional que, sin ese Contrapeso matutino, tendría hoy el control de la narrativa y la agenda nacionales, conforme a los intereses de los grupos de poder que fueron desplazados en 2018 y que actualmente trabajan afanosamente, aunque sin buenos resultados, en pos de un retorno al estatus que les era particularmente favorable.”
Sin duda que la columna de Julio Astillero es mucho menos ingenua que la de la señora Dresser, pero no deja de ser otra ternurita toda vez que, digan lo que digan Denise o Julio, el taimado de López Obrador continuará con sus “Mañaneras” hasta el final de su sexenio.
Y después el colmilludo y desvergonzado del tabasqueño se las ingeniará para seguir creando el ambiente político y social que más convenga a sus personales intereses con otra modalidad de Mañanera.
Julio reconoce los excesos de las Mañaneras:
“COMO TODO EJERCICIO político, las sesiones matinales tienen fallas y excesos. El Presidente de la República suele destinar largo tiempo a rememoraciones históricas y a repeticiones de estribillos de propaganda política.”
Y sigue:
“En especial, resulta discutible el constante uso de dardos declarativos contra medios y personajes opositores a los que eleva a la condición de interlocutores presidenciales y a los que aumenta involuntariamente la audiencia.”
López Obrador tiene en las Mañaneras un eficiente espacio promotor de sus verdaderas intenciones transexenales.
Y teniendo enfrente a unas oposiciones políticas que son cada vez más de carácter testimoniales, el primer mandatario seguirá haciendo del ejercicio de Las Mañaneras un elemento de consolidación política.
Son prácticamente “rounds de sombra” del tabasqueño que se divierte como enano con los corajes de sus “críticos”.
No cabe duda que, como dicen los clásicos, ¡cada sociedad tiene “Las Mañaneras” que se merece!