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Morelos en la CDMX. Un ahuehuete en Reforma
De Montemorelos llegó el ahuehuete que sustituirá a la añeja palma de la avenida Reforma. Como árbol nacional y como especie arbórea, ganó el concurso para estar ahí. El cambio no solo impone la historia a través de un árbol endémico, sino que por sus orígenes, nos trae la imagen portentosa de don José María Morelos y Pavón. El gran prócer da nombre a la pequeña ciudad naranjera de Nuevo León y se yergue, enorme, en gigante estatua que domina la población. En broma, los habitantes se preguntan, ¿que fue primero el pueblo o el monumento de Morelos? No hay duda respecto a eso: la ciudad llamada Montemorelos como tal fue creada en 1825, por decreto 39 en homenaje a Morelos, por José María Parás Ballesteros su primer presidente municipal y después gobernador del estado. Antes se habla de su creación como villa a fines del siglo XVII, con el nombre de Pilón, por el río Pilón que le da sustento, en un entorno en el que hay además, otros ríos. La estatua de Morelos fue instalada en la elevada montaña de la zona desde el 22 de diciembre de 1969. Es un pueblo patriótico porque tiene estatuas de Hidalgo, Juárez, Zaragoza y Carranza. El origen de los árboles no solo naranjales sino de otro tipo, se atribuye a Parás Ballesteros, que trajo de Sacramento, California, naranjales injertados y otras especies. El ahuehuete que lucirá Reforma cerca de El Ángel y que es de uno de los viveros de la zona, puede tener esos orígenes.
LA HISTORIA EN UN ÁRBOL Y LA DEMANDA IMPERIOSA POR LOS DESAPARECIDOS
La eliminación de la palma en la glorieta que llevaba su nombre, reunió a centenares de personas alertadas por el hecho. Surgieron muchas anécdotas e historias y se formaron en torno grupos demandantes por los desaparecidos que han insistido en convertir el sitio en un símbolo de esa lucha. El lugar está cubierto y se espera plantar el árbol el 5 de junio próximo. Las demandas exigen presentaciones de un terrible cúmulo de cien mil personas cuyo paradero se ignora. La cifra es desde 1964, cuyo aumento se fue dando con la intervención de caciques, gobiernos locales y desde luego por las matanzas y desapariciones que protagonizaron diversos gobiernos, el de Luis Echeverría entre ellos por la guerra sucia. La cifra se dispara con el calderonismo y el uso del ejército para enfrentar al narco. Ese número ha ido subiendo con las condiciones ya instaladas y los grupos empoderados por la droga y las armas traídas del extranjero. Con la intención de los demandantes, Reforma se convertirá en un recorrido de demandas urgentes que ensombrecen a México, los desaparecidos, los 43 de Ayotzinpa en contramonumento aparte, las feministas en la lucha tenaz contra el feminicidio y otras protestas. El ahuehuete contemplará desde su amplio follaje la tristeza de quienes esperan algo que quizá es ya imposible.
EL AHUEHUETE, VIEJO SABIO QUE HA VIVIDO NUESTRO PASADO
Colocar un ahuehuete en la antigua glorieta, es poner el árbol nacional que desde 1921 nos representa. Es planta conífera, da pequeñas piñas, pero no da flores. Esas se las dejó a la Dalia, nuestra flor nacional que tiene 43 variantes. El ahuehuete convive en muchos estados y en algunos le ponen otro nombre casi siempre derivado de un vocablo indígena.
La a con la que comienza su nombre es negativa, ya que según estudiosos del náhualt huehuetl significa envejecer y el ahuehuete no envejece, hay algunos que llegan a los 2 mil años. Cerca de Texcoco hay un bosquecillo con una larga vereda cerrada por esos árboles.
Y vi en cierta ocasión una masacre de ahuehuetes en los llanos de la Universidad Autónoma de Chapingo; algunos estaban quemados.
Brutal destrucción. En julio de 2021, la jefa de gobierno Claudia Sheinbaum, le puso formalmente Plaza de la noche victoriosa, al sitio donde está el ahuehuete histórico bajo el que se dice que Hernán Cortes estuvo llorando su derrota el 30 de julio de 1520. Un ahuehuete se plantó en julio de 2021 en la alcaldía Iztapalapa, como parte de la conmemoración de los 200 años de nuestra independencia. Los anales históricos de los españoles, entre ellos el libro historia Verdadera de la Conquista de la Nueva España (Biblioteca Conmemorativa Cinco Siglos, Fernández Editores México, con introducción de Bernal Díaz del Castillo) omiten ese hecho del lloriqueo de Cortés, pero la voz indígena de los que lo vieron, lo desparramó en esa época. El original de esa fecha, el que está en la avenida México -Tacuba, es resguardado como monumento histórico, pese a que es un cadáver de árbol quemado. Un demente quizá aliado de los españoles, lo quemó. Ahora, con ese orgullo que embellecerá la gran avenida, se espera que bajo la sombra generosa del ahuehuete de Montemorelos, la búsqueda de los seres queridos también sea una lucha victoriosa.