Indicador político
Ni reyes ni magos
Algunos se las dan, otros mencionan a sus dioses en las designaciones, pero la verdad es que los llamados reyes cedieron al tiempo y ni siquiera son magos, como aquellos de oriente que desempeñaban las dos funciones. Claro que en ese tiempo había una confusión entre el conocimiento y la magia y como los poderosos por lo general sabían más que el resto del pueblo (Io que no siempre ocurre ahora), se asumían como magos también. Los cambios en los sistemas que tienen una base democrática, al menos en sus leyes, no siempre varían en su forma de actuar, de las monarquías. Cambian de nombre, tienen períodos específicos de gobierno, en algunos hay reelección y aunque sean tripartitas, siempre existe prevalencia de un poder. Se ha analizado mucho la situación del sistema priísta, que en realidad ejercía como una especie de monarquía, no solo con la continuidad de un sistema, sino en el ejercicio individual de uno de los poderes. En determinados momentos el presidencialismo rebasaba las funciones de los monarcas modernos, actuando como dueño de vidas y haciendas. Así lo hizo Porfirio Díaz y lo ejercieron buena parte de los presidentes priístas, como pequeños dioses (otra concepción) decidiendo como lo hizo Adolfo López Mateos sobre la vida de Rubén Jaramillo y su familia, Gustavo Díaz Ordaz en la vida de centenares de personas en el 68, Luis Echeverría en el 10 de junio, Felipe Calderón sobre la vida de miles y miles en sus decisiones sobre el narco. Asumieron el hecho de que el estado es dueño de la vida de sus miembros.
LAS MONARQUÍAS SON COSA DEL PASADO PESE A QUE SIGUEN EN 43 PAÍSES
Hasta fecha reciente, había 43 países con monarquías; aunque algunos monarcas no ejercen directamente el poder o bien lo hacen de forma limitada. Otros están de adorno. Los reyes hoy en día, con notables excepciones, son una triste figura que desafina, porque siguen asumiendo puestos y fortunas heredados, sin la participación del pueblo y lo vemos en España, con un funcionario menor Felipe de Borbón que se asume rey. Hay que recordar que Francisco Franco revivió la monarquía, al adjudicarle título y poder a Juan Carlos de Borbón hoy retirado y cuestionado, quien heredó a su hijo Felipe. La monarquía española utiliza más del 10 por ciento del PIB de ese país, que tiene miles en paro. Y como lo que ocurrió recientemente en Inglaterra con la muerte de Isabel II, que causó respiro en buena parte del pueblo y cierto rechazo ante su heredero Carlos III. Con los avances en las poblaciones, éstas consideran en un amplio sector, lo ridículo de que haya monarquías, sectores que más bien podrían ser incluidos dentro del empresariado de los ricos del mundo y responder ante las sociedades, sin ejercer poderes. Pero el poder es el que no quieren perder. Lo grave es que algunos siguen ejerciendo poderes muchas veces determinantes, como las que ejercía la propia Isabel II, soberana de 16 países, frente a partidos y gobiernos que al menos hacían la faramalla democrática, pero que son electos por el pueblo. Muchos de los asuntos cruciales de un país, tienen que pasar obligatoriamente por esos entes. Es una situación absurda e injusta en este tiempo.
UNO SOÑABA QUE ERA REY Y OTRO ARRIBAN LOS DÍAS 6 DE ENERO
La novela Uno soñaba que era rey (Colección Platino, editora Plaza y Valdéz 1990) es una novela urbana de Enrique Serna, en la que se plantean las opciones humanas que actúan en una gran urbe. Y desde luego son exhibidas las clases sociales, muchas veces subsumidas unas en las otras, por un golpe de suerte o la desgracia en la que cae o vive permanentemente un gran sector del país. Pueblan al libro, niños, plebe de barrio, frente a la ostentación y opulencia de los ricos, en un acercamiento que a los críticos de la novela les permite deambular por el género, las intenciones del autor y el acontecer sociológico que los envuelve a todos para dar un argumento. El más reciente libro de Serna, sobre Carlos Denegri, causó más impacto. El titulo de la novela como puede verse, se basa en la canción de 1935 de Gabilondo Soler, Los tres cochinitos, con el que se quiere advertir al lector las diferentes concepciones que anidan en el ser humano, aunque sean niños. Pero si es una canción de las muchas que escribió el famoso Cri cri, para que los niños las escuchen o canten en lo que esperan con ansia, a los Reyes magos.