
Entregan casas a familias afectadas por Otis y John en Guerrero
CULIACÁN, Sin., 3 de marzo de 2025.- Paola vino al mundo y desde el primer día, sin sentirlo, no supo lo que eran las voces ni los sonidos de la vida. Era sorda. El problema de su bisabuelo volvía a presentarse en la familia.
Cuando a la otra Paola, su madre, le confirmaron la discapacidad de su hija, tuvo una especie de shock. Tardó en entender lo que pasaba. Luego, una vez comprendido el escenario y el camino que habría que recorrer, ambas iniciaron una historia de lucha contra el silencio.
“Nació con ese problema. Es una cuestión hereditaria. Y empezamos a buscar ayuda. Al inicio fue muy difícil asimilarlo y encontrar quién nos apoyara. Pero finalmente conseguimos que fuera candidata a un implante coclear. Hace siete años se lo colocaron y ha sido de mucha ayuda. Y aquí estamos, somos dos, ella y yo, dos mujeres que estamos luchando”, dijo Paola Camarena, la mamá.
Ahora la niña tiene 10 años de edad. Estudia quinto año de primaria en una escuela pública. Su aprovechamiento en el aula va a la par de sus compañeros. La incapacidad no es problema. La niña aprende bien. La historia de las dos Paolas fluye mejor. El implante le ayuda a comprender mejor las cosas.
“La ganancia ha sido mucha. Las maestras se sorprenden porque ella con su discapacidad tiene mejores calificaciones que algunos de sus compañeros. El implante es una maravilla para ella. Y para mí también porque ya puedo escucharla hablar y que me diga mamá. Los primeros años no podía, pero ahora ya me lo dice, me dice mamá y es un sentimiento grande el que yo siento, añade Paola, que cuando habla de esto siempre le da por llorar.
Paola la niña escucha las palabras, pero aún tarda en procesarlas. Y cuando habla tampoco se da a entender muy bien. La mamá dice que todo es un proceso. Va lento, aunque sabe que con el tiempo su hija podrá hablar y escuchar mejor.
“Entre las dos nos damos ánimo. A veces yo no estoy bien y ella es la que me empuja. Es mi motor en esta lucha”.
La niña sigue aprendiendo palabras nuevas, voces, ecos, silbidos, murmullos, sonidos que le sorprenden y los hace suyos para adaptarse a todo lo que le rodea.
El silencio sigue siendo grande, pero ellas, poco a poco, lo van llenando con palabras, con risas, con los diferentes sonidos de sus días felices.
“Esta es nuestra lucha, en la que nos tocó estar”, indica Paola la mamá.