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CULIACÁN, Sin., 25 de enero de 2025.- Aidé Machado es una mujer trabajadora que combina la administración de su papelería de regalos con un empleo como mesera.
Hace siete años decidió emprender su propio negocio, buscando independencia tras años de labor en empleos fijos, donde llegó a ser gerente de una tienda especializada en eventos, pero los extensos horarios y el estrés laboral la llevaron a buscar un cambio, apostando por un proyecto personal.
El primer año de su papelería fue prometedor, pero la pandemia llegó a poner a prueba su fortaleza.
Ya que esta situación la obligada a cerrar las puertas de su negocio durante siete meses por disposición gubernamental, Aidé enfrentó incertidumbre económica.
A pesar de las restricciones, encontró maneras de mantenerse activa ofreciendo productos a domicilio mediante redes sociales, pero el mayor desafío llegó tras la reapertura, cuando tuvo que recuperar su base de clientes, un proceso lento y complicado.
Recientemente, la situación se ha agravado debido a la creciente inseguridad en Culiacán.
Aidé relata cómo los constantes hechos violentos han afectado tanto la afluencia de clientes como la estabilidad emocional de los comerciantes.
“Me ha tocado estar en el negocio durante enfrentamientos. Después de esos eventos, todo el día queda completamente solo; nadie pasa por las calles, mucho menos a comprar”, expresó.
Ante las dificultades económicas, Aidé decidió volver a trabajar como mesera, un oficio que conoció en su juventud y que retomó para cubrir los gastos de su negocio, su hogar y su familia.
Pero, los problemas persisten, ya que los clientes priorizan productos esenciales sobre artículos de lujo como los que ella ofrece.
Este cambio en las prioridades de consumo se reflejó de manera drástica en diciembre pasado, cuando sus ventas apenas alcanzaron el 40 por ciento de lo que solía generar en años anteriores.
A la fecha Aidé enfrenta un panorama incierto, aunque sigue luchando por mantener su papelería abierta, la inseguridad y la disminución en las ventas la han llevado a considerar cerrar su negocio.
“Mucha gente se ha ido de la ciudad por la violencia, y nosotros, los pequeños comerciantes, somos los más afectados. Necesitamos que las autoridades tomen más en serio esta situación”, expresó.
Pese a las adversidades, Aidé continúa esforzándose día a día, demostrando una resiliencia admirable.
Su historia es un reflejo de los retos que enfrentan muchos emprendedores en Culiacán, donde la violencia y las crisis económicas no solo afectan los negocios, sino también los sueños de quienes los lideran.