Sigue sin entender Trump
¡EL METRO SEPULTA A
CLAUDIA SHEINBAUM!
RICARDO ALEMAN
En toda capital del mundo, como la Ciudad de México, existen servicios
públicos que deciden el voto.
Servicios como el agua, la recolección de basura, la seguridad y, sobre
todo, el transporte público.
Un gobierno y un partido político que cumplen y garantizan la calidad
de esos servicios pueden estar seguros de que los votantes lo acompañan. Eso
se conoce, incluso, como gobernabilidad.
Sin embargo, en Ciudad de México el Metro hoy se ha convirtió en uno
de los mayores problemas cotidianos de los capitalinos.
Y es que si bien el Metro es la columna vertebral de la movilidad y del
transporte público; también es un servicio público que hasta hace cuatro años
era bueno –a secas–, pero también seguro y barato.
Un transporte que en sólo 40 meses se ha convertido en un peligro para
millones de usuarios que se juegan la vida en cada viaje.
Un servicio público que, paradójicamente, no solo es el mayor lastre de
la jefa de gobierno de CDMX, sino que ya se convirtió en su tumba
En efecto, el mal servicio de Metro, la estulticia de saquear su
presupuesto con fines político electoral y el abandono del mantenimiento ya le
costó la candidatura presidencial a la señora Claudia.
¿Lo dudan? Vamos paso a paso.
Primero fue el colapso de la Línea 12 del Metro. Un crimen de Estado
que, además de provocar la muerte de una treintena de ciudadanos, dejó sin
servicio de movilidad a 370 mil personas que a diario utilizaban esa ruta para
sus actividades cotidianas.
A la tragedia, provocada por la criminal falta de mantenimiento, le
siguieron escándalos de corrupción y desdén oficial –por el austericídio
oficial–, que golpearon de manera directa a dos de los presidenciables más
aventajados: Marcelo Ebrard y Claudia Sheinbaum.
En el primer caso, Ebrard es el responsable de la montaña de corrupción
reportada en la L-12M; obra de la que el hoy canciller y su brazo derecho,
Mario Delgado, se llevaron a sus cuentas privadas miles de millones de pesos.
En el segundo caso, el de la jefa de gobierno del DF, la impunidad total
sobre la tragedia fue ordenada por la propia señora Shienbaum, ya que ella es
la responsable de haber cancelado todo el mantenimiento en el Metro para, de
esa manera, desviar el dinero a su campaña presidencial.
Y es que en el fondo, la tragedia de la L-12M no solo costo la vida de
usuarios de Metro sino que destapó una cloaca de corruptelas que involucra a
políticos, gobernantes y empresarios –al canciller, Marcelo Ebrard; Mario
Delgado, presidente de Morena, a Claudia Sheinbaum, jefa de gobierno de
CDMX y a Carlos Slim–, quienes hoy gozan de total impunidad.
Así, frente a la tragedia –y con el paso del tiempo–, la jefa de gobierno
de CDMX se ha convertido en “tapadera” de las escandalosas corruptelas que
tienen colapsado a todo el Sistema de Transporte Colectivo, Metro; al extremo
de solapar a la ex directora, Florencia Serranía, responsable directa de la
tragedia ya que conocía a la perfección las deficiencias a causa de la falta de
mantenimiento, lo que al final provocó el colapso de la L-12M.
Luego se desató la crisis de seguridad en todo el Sistema.
Es decir, que a diario los usuarios no sólo debían perder horas a causa
de retrasos, incendios, explosiones y hasta suicidios en las vías de los trenes,
sino que ponían en riesgo sus vidas por el incremento de la intensidad y
frecuencia de las explosiones en vagones y andenes.
Pero tampoco era una novedad. ¿Por qué?
Porque al arranque de la gestión de Claudia no pocos sindicalizados del
Metro advirtieron sobre el peligro inminente por la falta de mantenimiento del
Sistema, al que algunos calificaron “como bomba de tiempo”.
Un Sistema que nació en septiembre de 1979, con la Línea 1 y que a lo
largo de más de medio siglo llegó a contar con 12 líneas; que recorrían 227
kilómetros de la capital del país, con 195 estaciones y que en su clímax, en
octubre de 2019, transportó 146 millones de personas, sólo en ese mes.
Debido a su bajo costo y a la eficacia que llegó a tener en sus mejores
momentos, el Metro se convirtió en la columna vertebral de la movilidad de la
capital del país y la zona conurbada, con un promedio diario de 2.3 millones
de usuarios diarios hasta antes de la pandemia y de la tragedia de la L-12M.
Hoy el Metro vive uno de sus peores momentos, ya que están fuera de
servicio las líneas 1 y 12; la primera por mantenimiento profundo y la segunda
por el derrumbe de la estación Tláhuac.
Esa situación afecta a casi un millón de usuarios al día; mexicanos de
clase media y media baja que deben desembolsar cinco o seis veces el costo
original del Metro, para conseguir otra alternativa de movilidad.
Pero al enojo cotidiano por la mala calidad del servicio del Metro, por el
elevado costo de otras alternativas y por la inseguridad imperante en el
transporte público concesionado se traduce, a querer o no, en una mala imagen
de la jefa de gobierno; en votos potenciales en su contra.
Y es que crecen sin freno las rutas de “micros” y camiones en donde las
bandas criminales han encontrado una veta inagotable para sus fechorías.
En Tláhuac, por ejemplo, las llamadas “mototaxis” no sólo son el único
medio de transporte popular para recorrer toda esa alcaldía sino que, al mismo
tiempo, son parte de las mafias criminales para llevar a cabo el cobro de piso,
el robo y, sobre todo, la distribución y venta de droga.
A su vez, en toda la zona conurbada de la capital del país, a través de
todas o casi todas las rutas de “micros” y autobuses, el asalto, el despojo y el
robo son “el mejor negocio criminal”.
Sí, los ciudadanos de toda esa región del país están hartos de viajar a sus
trabajos, oficinas, escuelas y empleos –la mayoría de ellos en CDMX–, “con
el Jesús en la boca”, ya que el día que no son asaltados, son despojados,
robados, secuestran y, en el extremo, los matan.
Y por eso obligan preguntar.
¿Qué sociedad, de qué país del mundo, está dispuesta a seguir tolerando
a gobiernos criminales y nefastos como los de Morena en la capital del país?
¿De qué tipo de agravios de Estado deben ser víctimas los habitantes de
la Ciudad de México, para reaccionar en algún momento contra la jefa de
gobierno y para reprochar en las urnas al peor gobierno que han tenido los
capitalinos en medio siglo?
¿Hasta cuando, millones de trabajadores, empleados, estudiantes, amas
de casa y ciudadanos en general, tolerarán la burla y la ofensa de que son
víctimas a diario, por parte de la señora Claudia Sheinbaum, por el mal
servicio del Metro?
¿Quién, qué autoridad será capaz de sancionar el uso clientelar,
electorero y abusivo del presupuesto del gobierno de Ciudad de México?
Lo cierto es que el Metro y la inseguridad en la capital mexicana ya se
han convertido en la mortaja político de la señora Claudia Sheinbaum; un
ataúd que canceló todas sus posibilidades electorales para 2018.
Al tiempo.