El nuevo lenguaje de los gobernantes
España. El beso que ha fincado una tesis
Nunca se vio como una cuestión superflua el que un tipo, un alto directivo español, felicitara a una campeona dándole un cerrado beso en la boca. Tan es así, que el Código penal español acaba de introducir una reforma en la que tipifica que un beso no consentido puede considerarse agresión sexual. Es el caso de Luis Rubiales ex presidente de la Real Federación Española de Futbol contra la jugadora de Tigres, Jennifer Hermoso, cuya larga secuela sigue desde 2023. La Audiencia Nacional española acaba de informar que el ex directivo será juzgado en febrero de 2025, junto con los que le sugirieron que cambiara la versión de lo sucedido. Rubiales podría ser condenado a dos años y medio de cárcel por los hechos ocurridos y dos años de libertad vigilada. El hombre quedó signado de por vida y ahora se le investiga por delitos “de corrupción en los negocios y administración desleal” en el organismo que dirigía. Cuando menciono que no fue tomado como superfluo el caso, es que de este hecho se han desprendido cuestiones mucho más profundas, que tienen que ver con el valor que un género, el masculino, le da al otro, el femenino. A lo largo de los tiempos, eso fue lo común, el menoscabo de la mujer presuntamente por su delicadeza, ante el hombre que ejercía las funciones de fortaleza y de poder.
LA HISTORIA Y LA MISMA ONU, RATIFICABAN LA SUPREMACÍA DEL HOMBRE
Lo extraordinario es que la misma historia definió claramente a partir del lenguaje, esa supremacía, cuando se refería en toda definición con la palabra hombre, como si la mujer, como una frágil costilla estuviera incluida en su entorno. La biblia y sus historias patriarcales redondeaban esa situación. Recibir en otros tiempos un beso como el de Rubiales y protestar, hubiera generado burlas, enconos y el tipo hubiera terminado por decir que la mujer debería de estar agradecida, Así eran realmente las cosas. Y por desgracia, a veces lo siguen siendo. Hasta la propia ONU, lo hemos mencionado antes, en su Declaración Universal de los Derechos Humanos tuvo que cambiar la última palabra que era Hombre, para ajustarse al momento de los tiempos Y ese titulo original era de 1946, hace 78 años, pero el cambio es reciente. Si uno lee algunos documentos, incluso novelas y otros escritos, el hombre como protagonista acaparaba los títulos sin incluir a la mujer. Hasta en un escrito de la laureada Rosario Castellanos encontré esa situación.
AQUEL BESO DE LOS CHURUMBELES QUE DEFINÍA A LA MUJER ESPAÑOLA
Con El beso en España hace muchas décadas, fueron muy famosos los Churumbeles, al menos en América. Fueron aquellos que cantaban como gitanos esa canción, con Juan Legido a la cabeza. El churumbel, según se decía, era el niño que cargaba en brazos, la mujer gitana. El director y creador de ese grupo desde los años 50, José Fernández Rey, lo canceló en 1966 y se vino a vivir a México donde murió en Querétaro en 2003. Pero su gran estrella era el Gitano Señorón Juan Legido, y lo recuerdo a propósito de la telenovela de gitanos Yesenia, que está pasando Youtube con Fanny Cano, mujer que tuvo la desgracia de morir en un avionazo a las afueras de Madrid, en Barajas, el 7 de diciembre de 1983. Legido iba a mi casa allá en Sonora en Ciudad Obregón, en 1958, porque en sus viajes solía ir a cantar a la XEOX, radiodifusora que estaba a un lado con solo pasar un callejón. Llegaba muy campante a pedir agua a mi casa y en una ocasión a mi, preadolescente, me dedicó El beso, la canción cumbre con la que se presentaba. Juan Legido se fue a vivir después a Bogotá y ahí murió en 1989, después de una larga entrevista que le hicieron, de cuatro horas. Moraleja. Pero siempre quedó aquella canción, que si se observa a continuación, habla de un beso muy diferente al del malandrín de Rubiales.
En España, bendita tierra,
donde puso su trono el amor,
solo en ella el beso encierra,
armonía, sentido y valor.
La española cuando besa,
es que besa de verdad
y a ninguna le interesa,
besar por frivolidad.
El beso, el beso,
El beso en España,
lo lleva la hembra,
muy dentro del alma.
La puede usted besar
en la mano
o puede darle
un beso de hermano.
Así, la besará
cuando quiera.
Pero un beso de amor,
no se lo dan a cualquiera.